(24)

21 2 0
                                    

ERICK.

No había dejado de pensar en lo que pasó en la casa de Ashley... Fue tan loco.

Yo solo quería hablar sobre un tema en específico con ella... Un tema del cual solo ella y, creo, su hermano, saben hasta ahora... Y si no me equivoco también Leo. Este último es un tremendo imbécil.

¡Joder!

Cuando le vi con el brazo vendado, no pude volver a sentirme culpable otra vez. Verlo así fue como aquella vez en nuestra infancia. Leonardo me caía super, pero ahora detesto a ese chico... Desde aquel año, nuestra amistad se fue al carajo y todo gracias... ¿A mi?¿A él?. Desde mi punto de vista fue gracias a ambos, si tan solo yo no hubiese propuesto nada, o su hermano hubiese rechazado apuesta, todo hubiese seguido igual. Su hermano aún seguiría con él y... Conmigo.

Pero supongo que la vida es así: Muchos sufren y otros están "libres de Pecados".

¿No?.

Ya tenía suficiente problemas ahora me entero ¿¡Que un oficial le hace preguntas a Ashley!?. Y Para joderme más, esas preguntas eran con respecto a nosotros. Mi cabeza daba vueltas al igual que la moto que conducía justo ahora. No sabía que hacer... Sentía  miedo, pero no a que Ashley hablara, ni a volver a la cárcel, sino miedo a lo que le pasara a Ashley si dice alguna palabra —Porque si algo le pasa, Andrus cometería una locura—. Pero tenía  más miedo a lo que le pasará a mi pequeña familia cuando yo no esté presente. De alguna manera, no se como, tengo que evitar que Ashley abra la puta boca, de lo contrario todos nosotros caeremos: Troy, Harry, Wander (El cabecilla de todo esto) y yo. Incluso podría caer Ashley y Andrus... Pero obvio que no en la cárcel, sino en algo mucho peor... Una fosa, por ejemplo. Conociendo a Wander, se encargaría de ellos, sin dudas se las cobraría, al igual que Andrus.

.

Estaba a las afueras de la ciudad, quería despejar un poco la mente y que mejor que golpeando un saco de boxeo. Me faltaba poco para llegar al club en el que pasaba mayoría de mi tiempo mali-bar, aquel lugar era uno de mis lugares preferidos en toda esta ciudad... Allí estaba todo lo que verdaderamente me tranquilizaba cuando andaba de malas.

Aparque la moto en la que andaba, no solía conducir mí moto desde que sufrí un accidente hace aproximadamente unos cuatro o cinco meses. Desde aquel día mi madre no quiso volver a verme conducir ningún tipo de vehículo, con tal de verla tranquila le prometí no hacerlo. Pero creo que desde ayer había roto aquella promesa y me maldije por ello... Pero necesitaba algún vehículo con el cual poder transportarme hacía donde se me plasca.

–¡Te he estado esperando por dos putas horas!– Me detuve en la entrada del club mirando por sobre mis hombros a la persona que había vuelto parte de mi vida una mierda, estaba recostado de su coche y el humo del cigarro que sostenía, se esparcía por todo su alrededor. –¿Que no viste las llamadas y los miles de mensajes que te envié?– Le escuché nuevamente. Me gire por completo. Harry arrojo su cigarro al suelo, tomo otro de entre su bolsillo delantero. –¿Se te antoja?– Dijo extendiendo cigarros en mi dirección, apreté los puños con fuerza mientras apretaba los labios aguantandome las ganas de fumarme un porro, simplemente negué ante sus palabras. Él sonrió encendiendolo. –Aún intentas alejarte de estas cosas, sabiendo que es lo mejor. Sabes Willians...– Se detuvo un segundo para liberar todo el humo  inhalado. Lo mire.  –Por más que intentes alejarte de toda esta mierda... Siempre vas a tener una parte de ella en tu vida, siempre llevarás contigo eso de... Sicariedad, si asi se le puede llamar. No sé porque huyes, porque no mejor simplemente lo enfrentas y punto. Olvídate de todo eso de mejorar y seguir adelante con una vida "perfecta"– Hizo las respectivas comillas. Inhalo del porro dejando salir el humo por boca y nariz, continuo. –La perfección no existe, tú nunca tendrás una vida perfecta ni mucho menos. Siempre serás Erick Willians, el mismo chico de hace doce años que asesino "accidentalmente" un crío de tan solo ocho años– Quise matarlo ahí mismo, pero debía  controlarme. Además, no ganaría nada golpeando un idiota descerebrado como Harry Monroe.

ERICK WILLIANSWhere stories live. Discover now