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ASHLEY...

Estaba algo confundida. Estando a punto de decirle todo al oficial y, joder, justo ahí tuvo que llegar el muy  imbécil, gilipollas pero sexy para mi: Erick.

Después de subir a mi habitación no hice nada más que escuchar música, hasta que llegue al punto en que me aburrí y me deshice de los auriculares. Estaba empezando a deshacerme de mi ropa para darme una relajante ducha y así tratar de olvidar un poco lo que había pasado allí abajo con el oficial y la repentina —porque vaya que lo fue— aparición de Erick. Repentinamente escuché unos insignificantes susurros, no se escuchaban a la perfección, pero se podían escuchar algunas palabras ya que la puerta de mi habitación estaba entre abierta. Los susurros, o mejor dicho voces, fueron aumentando hasta que se escucho el extruendo de una puerta siendo extrellada y luego unas palabras exclamadas por mi madre.

Al escuchar el grito de mi madre, rápidamente me deshice del jeans tomando lo primero que vi en mí armario, me coloque la remera e inspeccione un paco cerciorandome de que no fuese bastante corta. Salí de mi habitación, a medida que bajaba las escaleras, se podía escuchar la voz de Andrus... Parecía que estaba apunto de iniciar una discusión. Estando al final de la escalera ecuché el fuerte grito de mi madre...

–¡Ya mismo me van diciendo que demonios pasa con ustedes dos!– Exclamó. Mire toda la escena confundida, y asustada a lo que pudiese pasar allí. Los dos chicos la miraron unos segundos, maldije al ver lo primero que buscaron  mis ojos: su mirada. Todo él se veía extraño, incluso hasta su cabellera negra se veía extraña: toda desordenada...

–Sera mejor que hablemos de esto en otro momento– Susurra Erick. Lo vi dar un paso al frente, Andrus lo detuvo.

–¿Acaso no te quedó claro?– dijo Andrus tras él.  –No tengo nada que hablar contigo, suficiente tengo con...– sus palabras fueron interrumpidas por las de Erick...

–Si, si que tenemos mucho de que hablar, créeme que debemos y tenemos– Se liberó del agarre de Andrus, empezo avanzar.

–¡¡Erick!!– Le llamo mi madre. –Quédate, tenemos....– Pauso de inmediato ante el fuerte grito de su hijo.

–¡¡Ni una mierda!!– Observe a Erick cerrar los puños.

–Tú tranquilo– Dijo calmadamente o por lo menos así sonó. –Ya me voy. Pero, tú y yo...– Con su dedo señalo a ambos.  –Nos veremos luego– Concluyó.

Empezo a caminar a la salida, se detuvo a observar a mi madre uno segundos, está le miraba preocupada, él le ignoro y continuó avanzando  hacía la  salida.

Mis ojos iban sobre él en cada paso que daba, hasta que pasó frente a mí y se detuvo unos milisegundos  suficientes como para examinarlo.

Tengo novio. Pero he de admitir que este chico flipa bastante...

Se marcho cerrando la puerta  bruscamente tras él. Mi mirada estaba fija en la puerta por la cual él se había marchado... Esos recuerdos de lo que yo había hecho con Erick en mi habitación e incluso en la cocina de mi propia casa, habían vuelto a mi mente. Quería borrar esos recuerdos vividos con él, no podía tener eso grabado en mi mente y menos tenerlo a él... Tenía que olvidarlo. Joder, debía olvidarme él. Era un criminal,  sin dudas un asesino. Estaba segura de ello, aparte ya había visto suficientes pruebas de aquello....

–Procura pestañear– Salte en mi lugar al escuchar la voz de Andrus a mi lado.

Hice una mueca, gire el rostro fijando la mirada en Andrus quien estaba parado justo en el mismo escalón que yo...

ERICK WILLIANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora