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–Señorita Roxe, por favor– Me crucé de brazos ante las palabras del oficial.

Tenía varios horribles minutos hablando de lo mismo, me había dicho que en el incidente de ayer había muerto un señor... Y no pude evitar recordar el cadáver de aquel hombre tirado en la plaza. También me informó sobre los heridos que hubieron en aquel lugar, entre ellos Leo...

Paul quería sacarme información a  malas, así no se trabajaba conmigo ni con nadie. Él quería información sobre lo que yo había visto o escuchado... Él y "sus compañeros" querían atrapar esos delincuentes. Aunque después de todo, ese era su deber y yo... No creo estar segura de ayudarles en aportar mi información.

–Un chico, nos informo sobre tu pequeña e insignificante conversación. Nad es imposible. Puede que usted tenga algún vinculo con ellos...– Y dale con eso. El oficial insistía con los mismo.

–Que no. ¡No se quiénes eran!– Me estaba cabrendo. –¿Como rayos los conocería yo?. ¿Acaso no vio como estu...?– Me interrumpe.

–Esta bien. Calmese, no hay porque alterarse. ¿O si?– Bufé ante sus palabras.

¡Que le den!

El oficial tenía mi mente saturada con lo miso: preguntando por aquellos chicos. Según lo dicho, al parecer alguien escucho cuando esos chicos se acercaron a la pequeña niña y a mi. La verdad hay que admitirla... Si ellos nos conocían, o no -y estoy segura de que si-- no supieron disimular para nada el conocernos.

Pero maldigo a todos los sapos, a todos aquellos mitómanos que andan por hay diciendo cosas que se les venga en gana. ¿Quien habrá sido el soplón que dijo haberme escuchado hablar con los ladrones de la plaza?. ¿¡En que momento hable yo con aquellos chicos!? ¿¡En que momento!?.

No. ¡Yo no hable!. Todo lo contrario.

–Muy bien. Veo que no quiere cooperar– Escuche el suspiro frustrado del oficial. Lo mire. – Mañana lunes, pasare por su casa, así hablamos más tranquilos. En eso de las 10:00am estaré allá, ¿Le parece bien?– Asenti.

¡Jah!. Pobre señor...

Una sonrisa estaba irradiante en mi rostro, no quería hablar con aquel oficial y no lo iba a hacer ya que mañana estaría a una pequeña distancia de mi casa: en el instituto. Además. ¿Que quería él que le dijera?. Estaba muy equivocado si pensaba que le diría algo, yo no era soplona, menos. No iba a delatar a Erick, tampoco a mentir por él... Por muy imbécil que fuera, por muy idiota, patán, sicario... Aún así no podía delatarle... ¿O si?.

Observé curiosa el brazo vendado de Leo... No comprendía nada.

Yo había pensado que la bala había ido directo a su pecho, ya que aquella zona era la única parte que estaba repleta de sangre, pero resultó ser una falsa alarma. Leonardo estaba más que bien, la bala solo le había tocado una parte del brazo izquierdo, cerca del hombro... Por suerte no había hecho ningún daño extremo, no perforo a profundidad.

¡Gracias a Dios!.

Estábamos en casa. Mi madre, como me había dicho en el hospital, estaba preparando un rico pastel de chocolate, mientras que nosotros estábamos tendidos en el sofá del living.

–¡Ustedes tienen suerte!– Hablo Lianna captando la atención de todos: Andrus, Leo y yo. –Me alegro que no les pasó nada grave– Se acervo a mi  rodeando mi cuerpo en un cálido abrazo. Abrazo al cual yo respondí.

ERICK WILLIANSWo Geschichten leben. Entdecke jetzt