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ERICK.

–¡Mi encargo era entregarte la mercancía y nada más!– Exclame con fastidio.

El muy capullo estaba sacando lo peor de mí, sabía que entregar una droga no iba a ser trabajo fácil. Wander me había dicho todo lo contrario sabiendo que sería más que difícil, al parecer él tenía todo bien planeado ya que hasta un arma me había entregado, pero yo fui más imbécil al creer sus palabras. Sabía perfectamente que esto sería más que complicado y más si a los que le entregaba la droga serían narcos en vez de unos simples pandilleros.

–Bueno, por lo visto Wan no te informo absolutamente todo lo que tenías que entregar– Dijo Rey. Justo ahora quería largarme de aquí e ir a donde el muy capullo de Wander y romper parte de su cara. ¿¡Porque no me advirtió de esto!?, el muy imbécil solo me informo de sus mañas pero no menciono cuales. Me gustaría largarme, pero no puedo irme así de simple, no con todos estos hombres rodeándome.

No dije absolutamente nada ante las palabras de Rey, simplemente lo Observe en silencio desde mi asiento: él estaba sentado frente a mí, empezó a ponerse de pie y a rodear la mesa para así colocarse detrás de mí. Me tense un poco al sentir sus manos halar bruscamente de mi cabello hacía tras.

–Erick. ¿Cierto?– Susurro cerca de mi oído. No hice ningún tipo de movimiento, simplemente me quede en mi lugar controlando la ira que había surgido en mi interior. –Bien. Deja y te informo yo mismo– Aseguro su agarre en mi cabello jalando con fuerza. Suspire con fastidio. –No tengo mucha paciencia que digamos, pero considero que te vez un chico ágil, me caes bien– Halo nuevamente de mi pelo, solo que esta vez liberándolo en el proceso. Se alejo de mi y se acerco a uno de sus hombres.

Me sobe la nuca, mientras movía la cabeza levemente. El muy hijo de puta casi me rompe el cuello. Pase la mano por mi cabello alborotando aún más de lo que estaba. Mire a Rey, estaba en la entrada de la pequeña habitación y hablaba sobre no se que con un chico de tez oscura, un poco más alto que yo, seguro a de ser uno de sus perros falderos. Repentinamente vi como aquél chico le entregaba una mochila que se veía sumamente cargada. Rey miro en mi dirección y sonrió dejando ver todos sus dientes entre ellos los de oro. Él tomo la mochila y se acercó a mí.

–Pues bien, Erick. Quiero que sepas que: aunque me caigas bien, aún así, quieras o no, entregaras mercancía a esos capullos de la calle Engonver Stry... Te recompensare muy bien– Concluyó. Lanzo la mochila en la mesa que me encontraba ocasionando un molestó ruido. Mire la bolsa sobre la mesa, luego a Rey, éste hizo un ademán con la cabeza dándome a entender que debía abrir la mochila. La abrí sabiendo lo que iba a ver allí, al abrirla, varias bolsitas de cocaína cayeron por los costados de la mochila, parte de la mercancía era en pastilla, otras jeringas, mientras que las demás eran polvo, todas y cada una de éstas estaban en bolsas plásticas. Desvíe la mirada de la mercancía para centrarla en Rey, el cual miraba la droga como si de un bebé se tratase, en su rostro se ensanchaba una pequeña sonrisa y en sus ojos café se podía ver algo de lujuria.

–¿¡Pretendes que entregue toda esta mierda!?– Exclame. Toda la ira que estaba en mi interior, estaba empezando a revelarse y eso no era bueno.

Repentinamente sentí un golpe, para nada esperado, estamparse en gran parte de mi mejilla izquierda, justo en el lugar que tenía una insignificante cicatriz. Sin pensarlo dos veces me levante de la silla, cuando estaba a punto de lanzarme sobre el maldito viejo de Rey, unas manos me tomaron bruscamente de la remera deteniendome y rodeando mis brazos en una llave.

–¿¡A que le llamas mierda!?– Exclamó el muy hijo de puta.

Se acerco un poco a mi, mientras yo intentaba zafarme de los dos tipos que me sostenían.

ERICK WILLIANSWhere stories live. Discover now