¡Yo no soy gay!

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Luka salió de la cafetería desesperado, su paciencia era bastante envidiable, pero Keith le sacaba de quicio con sólo abrir la boca.

Cuando llegó junto a sus amigos estos estaban charlando tranquilamente, ¿acaso no habían notado su ausencia? Luka miró el reloj por un momento, ya quedaban apenas cinco minutos de descanso y no le apetecía nada volver a clases después de aquello.

El castaño se dejó caer sobre una silla frente a ellos y Sara y Alex le miraron interrogantes, no habían presenciado como el rubio lo asaltaba y por tanto no entendían por qué había desaparecido de repente.

―Casi me como tu sándwich―exclamó Alex entregándoselo al verlo llegar.

― ¿A dónde fuiste?― inquirió esta vez la morena girándose hacia él. Luka simplemente agarró la comida y suspiró quejumbrosamente. Todavía sin responder comenzó a comer con ganas, ganándose las miradas curiosas y divertidas de sus amigos―si querías más, solo tenías que pedirlo―murmuró la chica riéndose. Luka le devolvió la sonrisa, todavía con la boca llena.

―Llegas a comértelo y te lanzaba una silla a la cara―respondió el pequeño al fin mirando a Alex con firmeza―Keith me ha pasado―murmuró molesto―ha aparecido en la cafetería y me ha llevado arrastras hasta el pasillo, pensaba que había sido yo el de la broma.

―Madre mía, eso sí que es intensidad...―murmuró Sara seria― ¿luego te empotró contra las taquillas y te besó apasionadamente?―preguntó riendo. El castaño puso una mueca de asco.

― Si, exacto. Ahora me podéis llamar señora Hitomi, gilipollas―exclamó el chico rodando los ojos.

―Uy, tampoco te me pongas así―se rio Sara, Luka estaba visiblemente alterado y estaba aprovechándose de ello― Siempre he querido tener un amigo gay, ya sabes, tipo película cutre adolescente de estados unidos―relató la chica―me acompañarías a ir de compras y me harías cambios de look, después me aconsejarías sobre chicos mientras llevamos mascarillas y se nos secan las uñas―bromeó ella, Alex rio.

―Sara, por favor, si estuviéramos a solas en una habitación no sería para pintarnos las uñas―exclamó Luka evadiendo su burla, sin embargo, segundos después, enmendó su error―sería para jugar videojuegos―agregó siendo consciente por un momento de lo que acababa de decir y poniéndose ligeramente tenso. Alex casi se atragantó con su refresco cuando lo escuchó y escupió parte sobre su prima, la cual empezó a apartarlo asqueada.

Ese tipo de bromas eran típicas de Sara, incluso de Alex. Pero Luka nunca hacía esa clase de comentarios y les había pillado por sorpresa. Sin embargo, en cuanto acabó la frase comenzaron a reír de nuevo.

Luka se había dejado llevar y se sentía terriblemente avergonzado. Estaba tan distraído por lo que le había pasado en la enfermería que soltó en alto algo que nunca diría frente a su amiga.

―En verdad sería lo mismo si fueras gay, piénsalo, ¿qué cambiaría? Seríamos un triste grupo de vírgenes de todas formas―exclamó Sara con pesadumbre dándole un codazo a su primo. Alex puso una mueca de disgusto y Luka suspiró dándose cuenta de lo poco consciente que era la chica de sus sentimientos hacia ella. Le parecía deprimente, tanto por su parte por no hacer nada para cambiarlo como por la de Sara, por ni siquiera replanteárselo en su vida.

― ¿Nada cambiaría, eh? Bueno, lamento romperte tus sueños de fantasía americana, pero me atraen las mujeres, con curvas, con pecho, rasgos femeninos... mi ideal de belleza no es el de un hombre alto con voz ronca... ―murmuró en un suspiro. Sara sonrió.

―Los hombres tienen pecho, y dependiendo de a donde mires...―comentó mirando descaradamente hacia el trasero de un chico que pasaba―también tienen curvas. No sé, piénsatelo―se rio la chica.

― ¿A ti te gustan los hombres, cierto?

― ¿No ha quedado claro?― bromeó la morena refiriéndose a su mirada anterior.

― ¿Y te podrías acostar con una mujer? ― le preguntó el castaño intentando demostrar su punto. Entonces Sara soltó una carcajada y se acercó al oído de Alex para susurrar en un tono muy alto "Creo que Luka no ha oído hablar de los tríos". El chico suspiró y le dedicó una mirada.

―Sí, Luck, podría acostarme con una mujer, no me resultaría desagradable, sin embargo, dudo que me excitara ni de cerca lo que me podría excitar un hombre―respondió esta vez en serio―quiero decir, no me daría asco, pero tampoco pensaría en hacerlo, porque no me gustan las mujeres, ¿qué hay de ti?―inquirió con curiosidad la morena empezando a sonreir de forma traviesa. Luka se quedó pensando. No quería decir que le daban asco los hombres, pero tampoco pensaba que fuera tan liberal como Sara. El simple hecho de besar a un chico ya le parecía incómodo. Nunca podría pensar en hacer eso con Alex, por ejemplo, le resultaría sumamente desagradable.

―A mí me gustan las mujeres, eso es todo. No podría besar a un tío―exclamó encogiéndose de hombros sin darle demasiadas vueltas.

―A mí también―coincidió Alex―Dios, ¡qué raro sería que fueras gay!―exclamó de pronto mirando a Luka.

―¿Por?―preguntó el castaño con curiosidad.

―¡Me has visto desnudo!―dijo agitando los brazos sobre su cabeza. Sin poder evitarlo, Luka comenzó a reír a carcajadas.

―Tranquilo, te aseguro, que aunque fuera gay, nunca, pero NUNCA, saldría contigo―afirmó entre risas.

―Oye, pues que sepas que soy un hombre muy solicitado―exclamó ofendido.

Esta vez fue Sara quien comenzó a reírse con fuerza. Alex hizo un mohín reflejando indignación.

―Qué frágil es vuestra masculinidad a veces―se burló la chica mirándolos divertida.

―Te permito decirlo porque aquí tú eres la más hombre―exclamó Alex levantándose de la mesa y dirigiéndose a clase corriendo. Sara enseguida se levantó tras él para perseguirlo, dejando a Luka solo.

El chico suspiró y tiró el envoltorio de su comida en una papelera sin darse prisa. A pesar de no demostrarlo, estaba bastante decaído, Sara realmente no pensaba en él de ninguna manera cercana a lo romántico y él seguía pensando en ella, era ridículo. Debía empezar a superar eso, fijarse en otras chicas. Ya había pasado suficiente tiempo de resignación.

No estaba triste por lo que habían hablado, pero sentía pena de sí mismo, por no haberse rendido cuando ya era más que consciente de todo. Le había parecido una rutina agradable, ni siquiera le había puesto esfuerzo. Pero ya tenía 16 años,  tenía que ponerse un poco las pilas. Incluso Alex había ligado más que él. "Dios mío" pensaba, apenas había besado a una chica. Si, definitivamente, ese sería su año. No más Sara, iba a empezar su vida de instituto como era debido.

Un PasoWhere stories live. Discover now