Los niños y los borrachos nunca mienten

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Eras las doce, la fiesta ya estaba comenzando a animarse y la mayoría de las personas que iban a ir ya habían llegado. La gente bailaba, bebía y se divertía, e incluso varios grupos que no se conocían demasiado habían empezado a socializar.

Luka estaba en la pista de baile junto a sus amigos, Sara había fichado al moreno como conquista y a este tampoco parecía desagradarle su compañía, ya que ambos estaban bailando provocativamente uno cerca del otro. Por otra parte, Alex también había movido ficha, la pelirroja parecía haber adoptado a Alex bajo su amparo, y este no había puesto impedimento alguno.

El único que permanecía sin una persona a su lado parecía ser el castaño. Luck no dejaba de mirar a su amigo pensando que al final iba a conseguir ligar de verdad. Le hacía bastante gracia, no solo la situación, sino también la cara de idiota que se le quedaba cada vez que Verónica, porque ese era su nombre, se acercaba más a él o le agarraba para bailar pegados.

Luka terminó de beberse su copa y la dejó apoyada en una mesa, encima de un montón de vasos sucios apilados.

Estaba entre sus amigos y unos desconocidos, pero parecía no importarle demasiado quien fuera su pareja de baile. Un par de chicas se habían acercado a él durante ese tiempo. Una de ellas debía rondar su edad, y Luka creía haberla reconocido por ir a su clase, pero no estaba seguro. La otra parecía ser más joven que él, pero su cara no le resultaba familiar.

La que había identificado como una compañera le había dedicado alguna que otra mirada. Luka entendió sus pretensiones, pero se hizo el despistado.

La más joven había sido más valiente y se había acercado a bailar con él, esto a Luka no le pareció mal, sino que la agarró de la mano y le dio una vuelta continuando el baile. Los chicos se habían reído e intercambiado un par de palabras, pero no habían intentado nada más.

A Luka no le parecían feas, de hecho tenía que admitir que eran bastante monas, sobretodo la rubia que se había acercado. Pero por algún motivo no despertaron en él mayor interés. Ni siquiera Sara estaba siendo el centro de su atención.

La música estaba alta y notaba el efecto relajante del alcohol en sus pensamientos, se reía por cosas que no eran tan graciosas y parte de la vergüenza que solía sentir por tonterías como cantar en alto pareció desaparecer. Se lo estaba pasando bien.

Una vez acabada la canción que estaba sonando, y que Luka estaba cantando sin saberse más letra que el estribillo, se dirigió a uno de los sofás del salón y se tiró sobre él ligeramente cansado. Bailar entre tanta gente le había dado calor, necesitaba un descanso para continuar con la fiesta, todavía estaba animado.

El castaño extendió un brazo y se mezcló un refresco con lo que interpretó que era una botella de ron, al igual que había visto hacer a Alex hacia un rato. Dio un trago a su bebida y la dejó de nuevo sobre la mesa.

Ese miedo inicial se le había ido por completo "no era para tanto" pensaba, se había imaginado algo desastroso en comparación.

Había bebido poco más de dos copas y estaba exactamente igual que al principio, quizás solo un poco más achispado, como lo llamaba Sara.

―No deberías beber tanto Luck―le advirtió la morena acercándose al sofá y sentándose a su lado.

― ¿Por? Estoy perfectamente, no he bebido tanto―replicó.

―Sí que has bebido tanto, esa es, por lo menos, tu cuarta copa―le regañó. Luka no era consciente de que hubieran sido tantas.

―Pero mírame, estoy perfectamente, no me afectó para nada―se defendió―quizás soy más resistente al alcohol.

Un PasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora