Perdóname

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Al llegar a casa antes de lo normal, solo se encontraba mi madre. Como siempre, mi padre estaría trabajando.

-Keith, cielo ¿qué haces aquí tan temprano?-me preguntó al verme llegar.

-Me encontraba un poco mal... -mentí. Ella inmediatamente se acercó y puso una mano sobre mi frente.

-Estás un poco caliente ¿Te duele la cabeza?

-Un poco... -En eso dije la verdad.

-Deberías irte a la cama un rato, la semana que viene tienes los exámenes, no puedes permitirte enfermar. Anda, cámbiate y descansa, te subiré una sopa para cenar.

-Thanks mum-le dije mientra subía a mi habitación.

Entré y me cambié de ropa, me puse un pantalón de chándal amplio y una sudadera.

Después de eso me tiré sobre la cama desganado.

Llamarían... Y mis padres irían a la cita. Mi madre no sabía cómo reaccionaría, pero mi padre... Él me despreciaría, estaba seguro. Siempre fue un buen padre, era trabajador y nos quería, pero una de las cosas que tenía claras sobre él era que no iba a respetar que fuera gay. Era una de esas personas chapadas a la antigua... Estaba seguro de que aquello estropearía nuestra relación.

Durante la tarde intenté dormir un rato, pero al comprobar que no podía, intente estudiar algo para despejarme. Necesitaba mantenerme ocupado.

El teléfono sonó, y aunque apenas lo habría notado en otra ocasión, en ese momento lo escuché con claridad.

De pronto mi pulso aumentó notablemente, me puse muy nervioso.

Nunca en la vida les había dicho nada, nunca, y aunque no me diera vergüenza, ni me importara decirlo públicamente, la opinión de mis padres me importaba mucho mas, tenía miedo de que me rechazaran...

Cuando escuche la voz de mi madre preguntando:

«Hola, buenas ¿quién es?» y poco después responder: «Comprendo, sí, no hay problema.» me asusté, pero mi respiración pareció detenerse por un momento cuando se despidió diciendo: «Mañana a las once y media, muy bien, pase un buen día señora Ramos».

Me puse a dar patadas al armario enfadado y me tiré contra la cama sin cuidado.

¿Qué derecho tenía esa señora de contarle aquello a mis padres? ¡No era de su incumbencia! ¡No tenía que haber hecho eso! ¡Era injusto!

Prefería mil veces al director que estaba cuando había llegado, según me habían contado mis amigos, era mucho mejor que la bruja de la señora Ramos. Pero al parecer éste había enfermado hacía unas semanas y su hermana había ocupado su lugar... Y como había quedado claro, no la conocimos de manera muy agradable.

Fue mi culpa, lo admito, metí a mis amigos en una pelea sólo por molestar a Luka, fue mi culpa, lo cagué todo, pero esto era demasiado, ¡no podía!

Sentía rabia, me sentía impotente, lo único que me apetecía en ese momento era romper todo lo que se cruzara por mi camino, pero debía controlarme... Me dije cogiendo una gran bocanada de aire y soltándola lentamente para relajarme.

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-¿Dereck, eres tu?-preguntó mi madre cuando me oyó llegar a casa.

-Sí-le respondí simplemente quitándome la chaqueta y dejando las llaves en su sitio.

Subí a mi habitación y me comencé a cambiar ¿no podía haber un solo día normal en el que no pasase nada?

Entre Malcon, lo de mi hermano, los exámenes y la pelea de hoy estaba agotado.

Un PasoWhere stories live. Discover now