dulce venganza

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El timbre sonó y tuve que volver a clase,no me sorprendió que Alex siguiera dormitando. Me acerque a el y empecé a moverlo de un lado para otro,pero nada,seguía roncando.

-Déjame a mi.-sonrió Sara apareciendo a mis espaldas.

Me aparte de ella asustado,en su cara estaba pintada una sonrisa que daba miedo, bueno, básicamente siempre era así,pero eso no quitaba que pareciera una psicópata.

Conocía esa sonrisa demasiado bien,mas de lo que querría. Y solo significaba una cosa,tenía algo en mente.

Ella empezó a rebuscar algo en su mochila. Pasado un rato pareció encontrar lo que buscaba,ya que levanto una cajita en sus manos.

-¿Que es eso?-pregunte curioso.

-Chocolate.-respondió ella pasándome la caja.

La abrí y vi que dentro había bolitas de chocolate de diferentes tamaños.

-¿Y que se supone que vas a hacer con esto?-cuestione confundido.

-Observa.-sonrió ella.

Se acerco a Alex,que se apoyaba sobre sus brazos y se le comenzaba a salir un hiliyo de baba,y saco un par de la caja.

Para mi sorpresa se lo metió en la nariz,igual que el otro,cosa que me dio gracia,y comencé a reír.

Alex empezó a poner caras raras y a hacer ruidos,pero seguía dormido.

Lo que acababa de hacer Sara era la cosa mas infantil que había visto en mi vida,sin embargo,por muy tonto que fuera,me dio risa.

Supongo que me esperaba otra cosa...

Reí tan fuerte que conseguí despertar a Alex.

El,al notar lo que tenía en la nariz,se lo saco y empezó a regañar a Sara,lo cual origino una de sus absurdas peleas.

Pero yo, que seguía riéndome como un idiota,no les prestaba demasiada atención.

¿No sabéis esas veces en las que os da un ataque de risa y por mucho que lo intentéis no podéis parar de reír?

Pues eso me pasaba a mi en este momento.

-Oye ¿que le ocurre?-preguntó la pelinegra parándose a observarme. Alex se encogió de hombros.

Mis amigos se quedaron mirándome un rato,hasta que conseguí contagiarles la risa.

La clase se iba llenando y los alumnos se paraban a mirarnos divertidos.

-¿Que es tan gracioso?-preguntó Keith entrando por la puerta.

Un chico castaño,Daniel se llamaba,le respondió.

-A Luka le ha dado un ataque de risa y a ésos dos.-dijo señalándolos.- se lo ha pegado.-contestó el chico sonriendo.

-Ya veo...-sonrió el rubio acercándose.

Alex y Sara se calmaron rápido,pero yo seguía igual,me agarraba la barriga de tanto reír,pero no conseguía parar.

-¡Esta llorando de la risa!-exclamo mi amigo señalándome.

-Es verdad.-afirmo alegre Sara.

-Deberías parar,el profesor esta a punto de llegar.-advirtió la chica rubia de esta mañana, sin dejar de sonreír.

-No puedo...-conseguí decir entre las carcajadas.

-Yo te ayudo.-dijo el rubio sonriendo malévolo.

De pronto sentí sus labios sobre los míos y mi sangre se concentro en mis mejillas.

Al separarse ya no reía,ni yo,ni nadie.

Yo estaba en blanco,y el resto de la clase miraban sorprendidos a Keith.

Mis ojos estaban abiertos de par en par y todo mi cuerpo tenso,no sabia como reaccionar a eso,no me lo esperaba ni lo mas mínimo.

Cuando mi mente comenzó a procesar lo primero que me vino a la cabeza fue... ¡Como se le pudo ocurrir hacerlo en medio de todos!

-¿¡Pero tu estas mal de la cabeza!?-grite recuperando el control de mi cuerpo. El sonrió burlón y divertido.

-Has parado de reír ¿no?

-¿Que...?-dije confuso.

-Tranquilo hombre,que era una broma,deberías de haber visto tu cara.-rió el.

De pronto toda la clase estallo en carcajadas y yo me sentí como un idiota.

Cuando nadie se fijo,el se acerco a mi.

-te la debía por lo de la azotea.-me susurro al oído haciendo que me sobresaltara.

Depués de eso,se sentó en su sitio tranquilamente.

Mientras tanto, yo me quede parado apretando los puños e imaginando mil y una maneras de asesinarlo sin dejar pruebas.

Un PasoWhere stories live. Discover now