Pensamientos

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Capítulo IX

—Seung Bae... —Casi como un susurro, el omega exclamó en voz baja tras sentir el aire frío de la noche regresar a sus mejillas, abrió sus ojos para poder ver que tanto el rostro de Seung Bae como sus labios, se habían apartado de él.

Las lágrimas de Bum rodaron presurosas hacia su mentón, unas de ellas alcanzaron a alojarse dentro de las comisuras de su boca, dejando un sabor amargo y salado, el omega extrañó el gusto dulce de los labios del alfa, pero no podía moverse, ya que por su siempre insegura personalidad, pensó que si llegase a hacerlo, de seguro que el moreno pensaría mal de él y se arrepentiría por haberle besado. Sentía el líquido que había dentro su estómago fundirse con desesperado frenesí sobre sus órganos, cuando los gruesos y fuertes brazos del alfa lo envolvieron en una abrazo desgarrador y violento. Bum entendió que Seung Bae no quería que se apartara de su lado, no por ahora, así es que dejó que su cuerpo confortara al de su compañero.

Mientras los minutos pasaban, Bum pudo imaginar su vida al lado de su amigo; y quizás la idea de ir con él al extranjero no sonaba tan loca después de todo, ya que al fin y al cabo, Seung Bae estaría allí con él, por siempre, amándolo.

El alfa estiró ambos brazos tomando por los hombros al omega. Bum quedó confundido al sentir el repentino rechazo de Seung Bae. El moreno soltó al chico para poder agarrar el casco y ponerlo sobre las pequeñas manos de Bum: —Vamos a mi casa... —La sonrisa que el alfa dejó que se tatuara lentamente en sus labios, le había otorgado mayor confianza a Bum, aceptando sin dudar la invitación.

Ambos subieron a la moto, el omega rodeó nuevamente con sus brazos la bien labrada cintura del alfa, sujetándolo con fuerza para que no cayera en el camino. Por un momento, Seung Bae no había podido ocultar aquella sonrisa, pero esta ya no era la afable mueca que le mostró a Bum minutos atrás, no, esta era una sonrisa llena de orgullo y satisfacción, porque nunca había creído que llevar al omega a su casa sería tan sencillo; se reprochó mentalmente porque de haberlo sabido antes, no hubiese perdido su tiempo con el omega, hubiese bastado llevar a Bum a algún hotel barato de la ciudad. Seung Bae había sido un idiota, bueno, todavía no podía cantar victoria sino hasta que estuviese dentro del omega.

El alfa encendió la motocicleta y con ello, ambos se dirigieron rápidamente hacia el gran y moderno edificio de apartamentos en donde el moreno vivía. Seung Bae había comenzado a vivir solo, ya que la universidad le quedaba parcialmente lejos de la casa de su padre, así es que decidió que moverse era la mejor opción para él.

Mientras conducía, Seung Bae comenzó a imaginarse todas las cosas que podría hacerle a Bum, ya que este había dado luz verde para que le hiciera lo que él quisiese. Por su parte, el chico, no podía dejar de sonreír porque aquello que siempre había deseado estaba ocurriendo, no la parte de ir a la casa de su amigo para hacer quién sabe cuántas cosas. El omega estaba feliz porque finalmente Seung Bae había mostrado sus verdaderos sentimientos después de tanto tiempo, y él también, ya que lo amaba demasiado, sentía que el alfa se convertiría en su única salvación y deseo. Bum quería sentir lo que era el ser amado, quería sentir unas manos acariciarle con dulzura y respeto, el omega siempre había vivido con la inquietante duda de lo que era el amor realmente.

Cuando era pequeño, el omega había perdido a sus padres a la edad de tres años. Ambos adultos habían muerto tras un penoso y siniestro accidente automovilístico, dejando así a su único hijo bajo la merced de sus abuelos maternos. Bum no recordaba a sus padres, y todas las fotografías que había de ellos, ninguna de ellas se las había podido quedar, ya que su abuelo le afirmaba que no era necesario perder el tiempo imaginando su vida al lado de los muertos.

Bum no era un niño difícil, de hecho, el chiquillo era muy bondadoso, dulce, atento e inocente. Amaba a su abuela por sobre todas las cosas, porque la mujer siempre procuraba estar al pendiente del niño, pero desafortunadamente, su abuelo le tenía un odio terrible ya que le recordaba mucho a su hija y sentía que el pequeño había tenido la culpa de su muerte

Su abuelo hacía de la vida del pequeño Bum insoportable. Muchas veces, el hombre, que era un alfa, llegó a golpearlo al punto de lastimarlo de gravedad. Siempre que veía a su abuelo era para que este lo maltratara o lo insultara con el mejor repertorio de groserías que tenía dentro de su cabeza. El niño había comenzado a creer sus palabras, y fue cuando Bum perdió toda su autoestima, su seguridad y su confianza. Creyó ser lo que su abuelo le decía: él era un ingrato, un asesino, él estaba loco; Bum era el niño más horrendo que podía haber visto en su vida. Él debía de haber muerto y no sus padres.

Los castigos habían empezado muy leves, pero conforme el tiempo pasó, las sanciones se convirtieron en tomentosos momentos llenos de dolor y pena. Había veces en que su abuelo lo dejaba sin comer por días, eso explicaba su delgadez extrema, además de ser un omega.

El alfa le prohibió a su esposa estar cerca del niño para consolarlo, ya que debía aprender a ver la vida con los ojos de la realidad. Muchas veces, en medio de la oscuridad, el pequeño se encontró a sí mismo llamando a un fantasma, a una ilusión que nunca había llegado a conocer su rostro pero que inundaba los siniestros pasadizos de su mente corrompida. Los llantos del menor llamaban a su madre una y otra vez para que lo reconfortara en medio de la fatídica vacuidad en la que su cuerpo maltrecho descansaba.

A la edad de los ocho años, Bum pasó a estar bajo el mando de su tío, ya que su abuelo no pudo soportar ni un minuto más el tener al pequeño omega en su vida, y eso es porque su querida abuela había muerto de un paro al corazón. El viejo alfa había quedado destrozado, como era de esperarse culpó al niño por todos los siniestros que habían llegado a su vida. Un tiempo después, el alfa murió de igual modo y fue cuando la verdadera pesadilla había comenzado para el niño.

El miedo que le tenía Bum a su tío era aberrante. El hombre era un monstruo encarnado que de vez en cuando le gustaba disfrazarse para demostrarle al niño que él era bueno y que debía de confiar en sus palabras y en sus caricias, las cuales sentía arder como fuego negro sobre su piel lacerada. Bum había quedado vulnerable bajo los brazos de su tío y con desesperación expuso su inocencia de la manera más cruel y vulgar que había en el mundo. El omega ya no se pertenecía a sí mismo, su independencia abandonó su piel cual crustáceo a su concha, haciendo de él una persona en extrema dependencia.

El miedo se intensificó en sus sentidos, siempre se mostraba alerta, furtivo; el omega comenzó a agazaparse por los rincones y en sí mismo, encorvándose para poder algún día desaparecer entre la multitud. Ni un solo rayo de luz podía atravesar la dura coraza que había impuesto sobre su cuerpo; no quería ser dañado, su maltrecho corazón ya no aguantaba más un remiendo por lo vulnerable que estaba; además, aquellos hilos que inútilmente lo mantenían unido, eran tan delgados y traicioneros como su cuerpo. Y así creció, aislado del mundo y enfrascado en su propia realidad que había sido cruelmente transformada.

Su querido y preciado Seung Bae había llegado en el momento justo antes de caer al vacío. El hombre le había ofrecido su mano valientemente sin vacilar; compartió la alegría que había en él con el omega, el cual ya no recordaba que podía haber una para él. Así de importante era el alfa para el chico, ya que había sido la única persona en el mundo en demostrarle amor, amistad y sobre todo respeto. Bum admiraba a Seung Bae, lo amaba, le atesoraba incluso más que a sí mismo. Sin él, el omega no valía nada.

Y de repente, de manera agresiva, sus pensamientos fueron invadidos por una imagen nítida del rostro de Oh Sangwoo. Su corazón comenzó a latir deprisa ante el ferviente recuerdo del alfa. ¿Por qué demonios había comenzado a pensar en su grosero compañero? Recordó al castaño; recordó sus manos recorriendo sin piedad sus piernas; recordó sus labios besando con desesperación los suyos. Bum pensó que se había comenzado a volver loco por pensar en aquél hombre mientras estaba al lado del que se iba a convertir en su alfa. Y fue cuando una profunda tristeza se apoderó de su corazón y de su pecho doliente en cuanto se dio cuenta de que posiblemente Seung Bae se convertiría en su alfa y no Sangwoo. Un sentimiento inexplicable, muy parecido a la tristeza y resignación, ocupó la mente del pequeño omega, y también; se vio él mismo sorprendiéndose ante el deseo de volver a ver a Sangwoo, para que este pudiera descansar entre sus brazos. 

Killing Stalking Omegaverse fanfic (Miedo)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon