Killing Stalking Omegaverse fanfic (Miedo)

Verdades

Hola a todos nuevamente. Fue un milagro el que pueda venir a actualizar y comentar otras historias que estoy siguiendo, y eso es porque aun seguimos en la casa de los abuelos. Mi tío, que es un buen hombre, me ha dejado utilizar su computadora para que me entretenga un poco, así es que no puedo estar mucho tiempo pegada a la internet. 

¿A alguno de ustedes les gusta el sonido del violonchelo? A mi me encanta, es mi favorito junto con el violín, la flauta y el piano, y eso es porque su sonido me recuerda a una buena tragedia y me encanta leer tragedias. Les recomiendo de todo corazón que se pasen a escuchar la colección de covers que hace Qonell de los temas de Studio Ghibli, son perfectos para escuchar en una tarde lluviosa, o en una mañana despejada, les dejo el link de ellos: https://www.youtube.com/watch?v=J_WbO_LPXDo y también sirve para que me conozcan un poco. Pero bueno...

Una vez más agradezco a las lindas personas que se pasan a leer, comentar, votar y agregar mi historia; la verdad está demasiado aburrida por mi extensa narración y he tenido errores a lo largo de los capítulos. Muchas gracias. 

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Capítulo X

La noche era fría, las estrellas desfilaban inquietas una tras otra. En la calle nada se movía. La niebla que salía de las coladeras se alzaba apremiante hacia el cielo. El sonido del bullicio de la ciudad gorjeaba al igual que el trinar de los pájaros en la mañana.

El vaho húmedo de la brisa nocturna ascendía deprisa para quedar suspendido entre los edificios altos y las farolas de luz neón, y la luna se escondía detrás de las nubes.

Una motocicleta avanzaba veloz por las calles despejadas del tránsito de la ciudad. Dio vuelta en una esquina disminuyendo su velocidad para volver a reanudarla. Seung Bae volteó su mirada al llegar frente a un edificio de color caoba. La fachada estaba ricamente adornada con texturas arquitectónicas del primer mundo. Unos pequeños abetos ornamentaban un pequeño e improvisado jardín al lado derecho de la puerta principal.

La motocicleta dio vuelta para poder entrar a un estacionamiento subterráneo. El omega contempló en silencio a través del visor del caso, el desfile de coches lujosos que había allí. No alcanzó a contarlos todos, su vista no se lo había permitido al igual que los nervios que habían comenzado a molestarle.

Las luces que suspendían del techo bajo de hormigón, reflejaban su fulgor sobre el chasís negro de la motocicleta mientras se adentraba cada vez más en aquél estacionamiento lúgubre.

Seung Bae detuvo la moto en un lugar específico. Bum tomó el casco con las dos manos para quitárselo de la cabeza. Sus oscuros ojos contemplaron que ese lugar estaba reservado para los inquilinos que poseían motocicleta. Al parecer todas lucían muy costosas, incluida la del alfa. Por un momento llegó a pensar que ambos provenían de mundos completamente diferentes. No entendía el porqué Seung Bae continuaba hablándole si él era miserable.

El alfa ayudó a Bum a bajar de la moto sin antes haber puesto el freno para que el vehículo se mantuviese de pie. Bae contempló la expresión triste del chico por lo que se atrevió a preguntar con voz suave: —¿Qué tienes, Bum? ¿Te sientes mal? —Sus labios tomaron desprevenido al omega depositando un dulce beso sobre su mejilla izquierda.

Bum saltó de sorpresa al sentir los brazos del alfa rodeándole con dulzura. El omega cerró los ojos al sentir nuevamente los labios del moreno sobre su frente. Las caricias del alfa dejaron de ser suaves y fraternales para volverse cándidas al igual que las de un amante.

—Estoy bien, Seung Bae —exclamó mientras le entregaba el casco.

—¿Tienes hambre? Arriba hay comida, ven —El moreno tomó el casco con una sola mano ya que con la otra tomó la muñeca de Bum para poder guiarlo hacia un ascensor. Ambos chicos entraron, el pelinegro comenzó a sentirse un poco incómodo ya que el espacio dentro de aquél ascensor era demasiado reducido como para que dos personas pudiesen caber a la perfección. Bum tuvo que retirarse todo lo que había podido del alfa para no morir de vergüenza.