Killing Stalking Omegaverse fanfic (Miedo)

Autorespeto

¿Por qué me gusta desvelarme? Simple: tengo que hacer tarea al llegar de la escuela y en la noche estoy libre, y mañana es viernes, y eso significa que voy a estar más ocupada, pero bah, puedo dormir unas cuantas horitas y ya. Como prometí, aquí están los capítulos. 

¿Quién escucha a Aretha Franklin a esta hora? Yo, pues me sirve para darme energía y seguir transcribiendo. 

Gané 50 puntos en Lezhin por desbloquear unos cuantos capítulos. Estuvo la promoción del día del padre y ahora sale con el evento de que te regresan monedas, pero no participa Killing Stalking o el otro que me estoy leyendo que es Save Me. Me quedan 20 monedas para esperar el 7 de Julio y comprar el capítulo 27, y como va a ser quincena tendré la oportunidad de comprar más monedas e irlas juntando. xD 

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Capítulo XLI

La noche había sido casi mortífera y abismal. Durante toda la madrugada, el viento helado del invierno había aullado al igual que un animal mítico, y la lluvia había azotado el vidrio de las ventanas, de manera que había alcanzado a herir virtualmente el maltrecho corazón de Seung Bae. 

El joven alfa se había quedado sentado de manera melancólica sobre el sillón negro de piel de una sola plaza. Allí, decidió elevar sus pensamientos, desviándolos por un momento del omega que estaba dentro de su apartamento y enfocándolos por un instante en las actividades rutinarias del día a día. 

Según avanzaba el tiempo, la tormenta prometía hacerse más ruidosa, y el viento parecía rugir al igual que una bestia enjaulada.

El alfa contemplaba con desesperación la pantalla negra de su celular, esperaba que en algún momento esta comenzara a brillar o que vibrara, pero no había sido así. El timbre resonó por todo el apartamento, alertando al hombre que alguien se había atrevido a ir a esa hora de la madrugada y más con esa tormenta.

El moreno se acercó a la puerta para poder pegar su ojo izquierdo sobre la pequeña mirilla que había en el centro del tabloide, pero demasiado baja para él. No encontró nada, el pequeño vidrio estaba completamente cubierto con el vaho del aire tibio dentro de su apartamento.

Tragó saliva mientras cogía con prontitud el pomo dorado de su puerta, girándolo hacia la izquierda y sin despegar la mirada de la mirilla, Seung Bae abrió la puerta. Unos brazos húmedos cubiertos por lana negra le rodearon por la parte del cuello mientras rompía a llorar sobre su hombro.

—¡Ay, lo siento mucho! —empezó a decir; y en ese momento, controlando la situación por completo, empujó al alfa dentro del apartamento para poder cerrar la puerta—. ¡Yo hubiese hecho algo pronto! —sollozó—. ¡Siento que todo esto ha sido mi culpa!

—¡¿Ji Eun, pero qué haces aquí?! —dijo el alfa, quitándole el abrigo mojado y colgándolo sobre el perchero que tenía junto al recibidor—. ¡Me has dado tremendo susto! No tenía ni idea de que fueses tú, pensé que me llamarías al celular. 

La mujer se descalzó las botas rosas que llevaba, y aunque estás hubiesen sido para que la lluvia no entrara en ellas, de todas formas lo había hecho. 

—No sabía si marcarte, esperar hasta mañana o venir hasta aquí. Así es que decidí venir directo a verte, lo más rápido que mi auto pudo.

—Bueno, no lo esperaba —confesó mientras iba al baño para coger una toalla—. Has sido muy amable viniendo hasta aquí y más a esta hora y con este clima —Le extendió la tela para que se secara el cabello.

—No pensé que Bum viniera contigo —Frotó su cabello largo para que la toalla absorbiera toda el agua—. Estoy tan sorprendida como tú, quedé sin habla.