Killing Stalking Omegaverse fanfic (Miedo)

Olor

Hola de nuevo a todos. Muchas gracias por seguir leyendo esta historia, y para ser sinceros, siento que se ha vuelto algo aburrida. Yo sé que quieren algo de "acción" entre Bum y Sangwoo, creanme, lo va a haber, y mucho. Pero por el momento no creo que sea bueno incluir todo el contenido que tengo preparado, eso lo estoy dejando para otros capítulos más adelante; de hecho, no habrá que esperar tanto para que la pasión se desborde a montones entre ambos. Para todas las personitas que me han pedido el que la pareja tenga hijos, bueno, si los van a tener, (no sé si esto sea un spoiler), pero igual más adelante. 

Me da mucho gusto que muchos de ustedes se hayan quedado hasta este punto, y eso es porque... ¡YA VA A TERMINAR LA HISTORIA! Ah, estamos tan cerca del final que puedo sentirlo. ¿Cuánto le falta? Unos cuantos capítulo y ya, se termina esta porquería. xD

Espero de todo corazón que el final les guste. Prometo que no va a ser malo, será muy hermoso. <3

De nuevo gracias a todos aquellos que vienen a leer, comentar y votar. 

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Capítulo XXII

Ji Eun manejaba deprisa para poder llegar a la casa de su amigo. Tenía su celular en su mano derecha para poder marcar con su pulgar el número del castaño, con la otra dirigía el volante.

Sus ojos oscuros se mantenían fijos en el camino y en la pantalla fluorescente del dispositivo. Sus finas facciones eran iluminadas por la fría y tenue luz de alógeno que desprendía la pantalla del celular.

—¡Contesta, maldita sea! ¡Estúpido Sangwoo! ¡Contesta!—maldecía en voz alta mientras permanecía con el teléfono pegado en el oído.

Un tono; dos tonos; tres tonos; buzón de voz. Ji Eun le había marcado al chico un millar de veces. Su propio instinto le advertía que su amigo se encontraba en serios problemas, y simplemente no podía dejarlo así como si nada.

La alfa reconoció los callejones por donde la casa del chico estaba ubicada. Tuvo que entrar a unas cuantas calles angostas para poder visualizar de lejos la ya conocida fachada de la vivienda del alfa.

Las luces amarillas de su auto, iluminaron con indiscreción la entrada de herrería junto con el gran arco de tabique rojo que remataban el acceso. Ji Eun estacionó su vehículo frente a la casa para poder salir e ir corriendo hacia la pequeña puerta.

Tomó su celular para volver a marcar, pero nada, el muy tonto de Sangwoo no se dignaba a contestar el teléfono. La chica no entendía el porqué le había marcado, por un momento pensó que todo había sido una broma de muy mal gusto, pero un paulatino hedor se apoderó de sus sentidos.

Ji Eun retrocedió para poder taparse la nariz con ambas manos.

«¿Qué demonios era lo que apestaba adentro? ¿Acaso Sangwoo tenía un cadáver en plena putrefacción en medio de la sala?», se preguntó para sí misma la alfa.

Con mucha más prisa, volvió a marcar el número del celular de su amigo; procuró acercarse a la puerta de color blanco y pegar su oído sobre esta para que de ese modo fuese capaz de escuchar el timbre del teléfono.

Ji Eun había apartado la cabeza, por un momento estuvo tentada a patear la puerta. Su paciencia estaba llegando al limite. Con voz muy fuerte había comenzado a gritar por entre la pequeña y delgada hendidura que había en la puerta. Llamó el nombre del castaño para que este le abriera, pero nada, todo seguía igual de calmado.

Regresó a su auto para poder buscar su bolso; ella sabía que había anotado el número de acceso que se tenía que utilizar en el verificador de la puerta. Encontró su maquillaje, peine, perfume, dulces, pañuelos e incluso condones caducos, pero nada de aquél papel en donde había anotado el código de acceso.