Arrepentimiento

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Hola a todos. Nuevamente quiero agradecer por venir a leer y comentar, lo aprecio mucho. Me disculpo con todos ustedes por mi ausencia, (puros pretextos), y eso es porque el sábado fui al concierto de Ed Sheeran. Mi prima, (la que se hizo el tatuaje a escondidas), y yo nos fuimos al palacio de los deportes a ver al cantante. El concierto empezó a las 8:30, el telonero fue un chico llamado Antonio Lulic y después salió Ed Sheeran a cantar. Estuvo muy cuco todo excepto sus fangirls que parecían unos simios salidos de la selva misma, o de algún sanatorio mental, pues no respetaban nada, ni a sus madres hubiesen respetado. Mido 1.50 y mi prima 1.63 y a ambas nos empujaron y nos pegaron, estuvo horrible. Cuando el concierto terminó, salimos del recinto con lluvia, nos empapamos todas y nos costó trabajo encontrar un taxi puesto que no nos dejaban subir. Nos enfermamos del estómago y la gripe. Me compré dos playeras, un llavero, y dos pulseras y dos cocas bien frías. Hubo un buen de desmayadas y me confundieron con una señora, esas tipitas del distrito que no tienen educación. ¿Cómo confunden a una niña de 14 con una señora? xD Conocimos a una chica que venía de los E.U.A. era muy amable y muy linda, bastante seria pero muy respetuosa. La amé al momento. Era blanca, mucho muy blanca, nunca jamás había visto que un ser humano fuese tan blanco. A todas aquellas que dicen ser "blancas" no lo son;  y era pelirroja y tenía muchas pecas en su cara y en sus brazos, y sus ojos eran de color miel. Era hermosa y no tenía nada de maquillaje en su cara. <3

En mis clases de música nos enseñaron a tocar otro tipo de música y esta vez conocimos a un chico llamado Nakata Yasutaka. Es muy bueno.

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Capítulo XXXVIII

Las finas láminas de color blanco de las persianas, danzaron con suavidad, impulsadas por una brisa súbita. El olor del asfalto mojado junto con la claridad de la mañana le hicieron abrir ambos ojos al omega. 

Bum se encontró sumergido entre sábanas húmedas con sudor y un calor inexplicable. Vaciló, inmóvil en medio de aquél calor que le rodeaba el cuerpo por completo. Unos brazos fuertes lo tenían sujetado por su fina cintura.

—¿Sangwoo? —preguntó el chico al darse cuenta que su alfa se encontraba allí por primera vez dormido a su lado.

Las dudas comenzaron a asaltar sus pensamientos y un temible y extraño presentimiento se apoderó de su pecho. Nunca antes Sangwoo se había tomado la molestia de dormir a su lado, lo había hecho después de haber copulado pero que naciera por su propia voluntad, nunca. 

Su mano se detuvo sobre las manos gruesas y fuertes del hombre, trató de retirarlas de su cuerpo pero entonces sonaron inesperadamente alarmas de advertencia dentro de su cabeza. Se detuvo, atontado, y poco a poco fue comprendiendo que retirar las manos de su alfa de su cuerpo no remediaría la vejación que él le había infligido, y con certeza significaría para él mismo un nuevo y prolongado sufrimiento.

Bum supo que no lo haría a pesar de las ganas que tenía dentro de él, y esa certidumbre le había provocado de pronto una extraña mezcla de alivio y desaliento total. Justo en ese momento, Sangwoo dejó escapar un gemido de sus labios gruesos y, entre sueños, se giró sobre la colchoneta, yaciendo ahora boca arriba con las manos libres.

El omega se tensó al sentir que aquella calidez le abandonaba de pronto. Observó el rostro de su alfa. Más abajo, justo en su cuello, contempló con infinita tranquilidad la vena que sobresalía de la piel, esta subía y bajaba al igual que su pecho. 

A la cabeza del chico llegaron miles de ideas, las cuales lo intrigaron por un momento. Por un instante dudó, y la maravillosa tentación ominosa que le había azotado reinó en su cuerpo como una ráfaga helada. Todo su débil cuerpo se sacudió en un estremecimiento lleno de pavor.

Sus ojos nunca se apartaron del cuerpo del hombre, por la mente de Bum pasó la gran oportunidad: terminar con su suplicio de una vez por todas, pero comprendió de inmediato que no podía hacerlo a sangre fría, ya que tarde o temprano tendría que pagar aunque este tuviera alguna impunidad. 

Bum suspiró pesadamente, retiró las sábanas pegosteosas de su cuerpo mientras se ponía de pie. Fue directo hacia la puerta , mirando por última vez a su brutal agresor, ahora tan desvalido. El omega entornó la puerta después de salir de la habitación.

Sin encender una luz siquiera, Bum caminó directo hacia la cocina para poder preparar el desayuno al alfa que dejó descansando. Con pasos cautelosos se acercó al refrigerador para poder sacar la comida. La luz lechosa que provenía de la nevera, otorgó al lugar un aire casi fantasmagórico, casi como si la casa estuviese abandonada.

Bum avanzó hacia el comedor dejando sobre la mesa los ingredientes que usaría para el desayuno. Luego, con pasos cautelosos, se acercó a la estufa en donde colocó un sartén con aceite sobre el fuego ardiente de la hornilla.

El omega deslizó las tiras de panceta y los huevos sobre el aceite, el reverberar de la carne quebró el terso silencio. El joven, paralizado, esperó ver que alguna luz se encendiera o que la puerta de la habitación rechinara. Pero nada ocurrió. Al parecer, Sangwoo seguía durmiendo.

Mientras la panceta se terminaba de freír, Bum colocó agua dentro de la pequeña cápsula de la cafetera. Pero de pronto, una ola llena de vergüenza y de ira emergió de su ser tras recordar la ferviente y bestial imagen del alfa violándolo. 

Febrilmente, tomó el recipiente en donde tenía el agua para llenar la cafetera y no dudó en lanzarlo contra el suelo para que el plástico se rompiera en miles de pequeños pedazos que volaron sobre de él y el piso. Luego, estimulado por su propia cólera, Bum comenzó a lanzar los platos que tenía cerca de él contra las paredes de la cocina, cuyos restos de la cerámica se fueron acumulando a sus pies desnudos. 

Enardecido, se tiró sobre sus rodillas para poder llevar ambas manos hacia su rostro y soltar muchas más lágrimas que ayer. Sudoroso, sentado sobre la duela en medio de aquel caos subrepticio y feroz, Bum percibió el dulce olor de su alfa aproximándose hacia él. 

—¿Bum? —exclamó Sangwoo asustado tras salir del dormitorio.

El olor dulce del muchacho había cambiado totalmente. El castaño se acercó al cuerpo que yacía sobre el piso, encorvado sobre sí mismo y tembloroso. 

—¿Bum? —Volvió a preguntar— ¿Qué pasó aquí?

Los ojos de Sangwoo no daban crédito a lo que veía, la cocina era un completo desastre- Con suma rapidez, el alfa se aproximó a la estufa para poder girar la perilla y apagar la flama que provocaba que el aceite saliera volando. 

Con ambos brazos no dudó en rodear el pequeño cuerpo del omega y calmar su llanto.

—¿Qué fue lo que ocurrió, Bum? —El castaño trató de calmar al pequeño y asustadizo omega que yacía dentro de sus brazos.

Ninguno de los dos decidió decir algo, en cambio, al parecer el rostro de Bum irradiaba una especie de trémula alegría puesto que había descargado toda la ansiedad y la ira que traía dentro de él.

Cuando los dedos largos y gruesos de Sangwoo recorrieron las mejillas del omega, el corazón de Bum dio un brinco y luego comenzó a latir intensamente, como si buscara algún hueco entre sus músculos donde pudiera escapar y eso es porque su alfa había ido. Sangwoo estaba allí, a su lado, reconfortándolo. Arrepentido sin duda alguna por haberle destrozado la cocina, el omega descansó su testa negra sobre el pecho desnudo del hombre en donde encontró refugió inmediato.

En cierta forma, el castaño era la única persona en haberle otorgado protección y cariño, nunca nadie antes lo había hecho o se había tomado la molestia. Sangwoo, su alfa.








Killing Stalking Omegaverse fanfic (Miedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora