Killing Stalking Omegaverse fanfic (Miedo)

Manos rojas

Hola a todos nuevamente. Apenas me encuentro subiendo el capítulo y he de confesar que últimamente, en estos días, me he estado volviendo un poco floja. Bueno, me estoy entreteniendo mucho con una serie que se llama: Call the midwife. Está buenísima, ya llegué a la tercera temporada. También me estoy poniendo al corriente con Dr. Who, (amo Dr. Who), porque había dejado que los capítulos se me acumularan.

Muchas gracias a todos aquellos que vienen a leer, comentar y votar. No tengo palabras adecuadas que expresen cuan agradecida y afortunada me siento. Sin más, disfruten el capítulo.

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Capítulo XXI

Podía olerlo en el aire; aquella misma y fétida esencia le había llegado hasta sus fosas nasales que se abrían con cada inhalación que daba. Ese mismo hedor pútrido le recordó de inmediato la clara imagen del pequeño e indefenso cuerpo del omega lleno de temor y miedo. Su mente lánguida alcanzó a visualizar los moretones y la sangre seca que se pegaba a su piel como un tatuaje.

Avanzó firme entre la noche oscura, casi malévola e infame. Sintió su cuerpo temblar, pero no había sido porque sintiera miedo o cobardía. Lo único que Sangwoo había deseado desde que había visto el cuello de Bum, había sido venganza y muerte; sangre y adrenalina recorrer su propio torrente sanguíneo.

Tomó el viejo bate de beisbol que guardaba en la cajuela de su automóvil. Alguna vez había pensado que el día de usarlo contra alguien llegaría, y sus ansias no podían controlarse debido a que ése día había llegado por fin.

La mano del moreno se postró rápidamente en uno de sus hombros; aunque Seung Bae sintiera la misma rabia que sentía Sangwoo, simplemente no podía dejar que cometiera un crimen. Habia muchas formas de poder sacar aquella herida de Bum, pero el llegar a tal grado, incluso él mismo sabía que ambos se estaban arriesgando mucho.

—No me detengas, Yang —comentó el castaño mientras giraba la cabeza para poder contemplar el rostro asustado de su compañero.

—Quiero tu bienestar, Sangwoo, ¡escúchame! —rectificó con voz alta, ya que creyó por un momento que de ese modo, el castaño vería con claridad lo que se encontraba frente a él.

—Cobarde... —El alfa sonrió malévolamente mientras componía su cuerpo a la postura original.

Seung Bae intentó una vez más detener al chico, pero sus dedos no alcanzaron a llegar ni siquiera a rozarle la espalda. El moreno comprendió de inmediato que su compañero de universidad, no podría ser parado por nadie. Sangwoo retaría al hombre para poder reclamar lo que le pertenecía desde un inicio.

A esa hora, las calles, se encontraban completamente vacías. Nada se movía entre aquellos callejones. La ligera oscuridad, la cual estaba siendo alumbrada por la luna, no dejaba de verse todavía un poco más terrorífica y desconsoladora. Al parecer, las mismas estrellas, sabían de antemano, que esa misma noche un alfa caería.

El silencio que reinaba dentro de la casa de Sangwoo, había provocado miedo e inquietud en Yoon Bum. Su frágil cuerpo níveo aun se encontraba dentro de aquella sábana amarillenta.

Su pequeña y estrecha espalda, descansaba sobre la pared dentro del pequeño pasillo que conectaba la entrada con la cocina.

Sus dos ojos oscuros brillaban con la leve luz que provenía de las luces de la calle. El chico no se había tomado la molestia de pararse e ir a prender las luces, puesto que la casa de Sangwoo le hacía sentirse muchísimo más minimizado que en la universidad.

Sus piernas frágiles comenzaron a arrastrarse hacia lo que venía siendo la recámara del alfa. Todo olía al castaño, todo le hacía recordar a Bum que se encontraba en la guarida de aquél alfa. El chico nunca imaginó estar dentro de esas paredes, esperando con crueldad, a que alguien le encontrara.