Cap. 12 ¿México?

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Madrugar no era algo que se le diera a los chicos, se quedaron dormidos apenas el autobús comenzó a andar.
Rocky, en el piso, disfrutaba de un sueño sólo suyo, Rydel descansaba en las piernas de Elli, Riker había tenido la astucia suficiente como para ganar el asiento más largo y quedárselo sólo para su uso personal, y en una esquina, apartada a todo y a todos, podían verse dos antiguos desconocidos, cada uno recargándose en el otro, Ross podía respirar el dulce aroma de Laura y embriagarse de este.

De la nada, la chica se despertó, aunque no tenía intención de permanecer así. Se acomodó en el hombro de Ross y cerró los ojos, pero la voz del rubio la hizo volver a abrirlos.

—No planearas escapar ¿verdad?

—¿Debería?

Ambos sonreían, porque no encontraban un motivo para no hacerlo. Era como si los músculos de su cara estuvieran programados a mostrarse así cada vez que se tenían cerca uno del otro.

—Vuelve a dormir, todavía tenemos horas de camino...

—O mejor dicho, 10 minutos.—si bien era cierto que Andre era el encargado de tocar el claxon, no tenía que cansarse manejando, para eso contrataba a alguien—Tengo asuntos que arreglar, iremos al aeropuerto y tomaremos un avión. Nos vamos a México.

Laura se quedó esperando a que alguien dijera de pronto que era broma, que de algún lado saliera la cámara escondida y entonces todos en el autobús comenzarán a reír.
Pero eso no pasó. ¿México?, ¿era enserio? Por vagos momentos, Lau dudó de si lo que fuera que tuviera con Ross valía tanto la pena como para irse a otro país con él.

—Irás...¿cierto?—preguntó Ross con aire esperanzado.

—Cierto...—contestó ella, aunque dentro sólo tuviera ganas de correr.

Anduvieron en la carretera, llegaron al aeropuerto, subieron al avión, y durante todo eso, Laura sólo podía aliviarse por saber que nadie ahí era un secuestrador... ¿Y si?...Nah...
Apenas pudo sonreír cuando los chicos se peleaban por ver quién tendría la ventana. Delly ganó.
De cualquier forma, Ross no se rindió hasta conseguir que su chica se quedara con el segundo asiento disponible de vista a el deslumbrante cielo que había afuera. Él a su lado. Ambos juntos y sin restricciones.

•••

—¡Llegamos!

—¡Hola, México!

Luego de mucho pensarlo, Lau llegó a una conclusión. Debía hacerlo. No estaría tan mal.
Sacó su celular y a los segundos apareció en la pantalla «Marcando a: Vane»

—¿Hola?

—¡Vane! Hola hermana, ¿cómo estás?

—Amm bien, sí, ¿y tú?, ¿qué pasa?—no estaba preparada para recibir una llamada de tono tan meloso como aquel.

—Nada importante, pero estoy en México si quieres saberlo...

—¡¿MÉXICO?!, ¿estás loca verdad?

—Tal vez un poco... ¿Quieres que te lleve un taco?

—¡Laura!, ¿con quién estás?, ¿estás sola?

—NO, estoy con R5, y con Andre.

—No tengo idea de lo que estas hablando.

—Mira Vane, sólo necesito que me cubras con mis padres, lo demás es asunto mío.

—Pero Lau, tú no conoces allá, ni los lugares, ni a las personas. Hermana no estoy muy de acuerdo en que...

—Ya sé que no sé nada de aquí, pero estoy segura de que Ross estará conmigo, tranquila, puedo cuidarme, y él lo hará también... Espero.—la última parte la susurró, no sabía muy bien porque, pero una vez enterada Vanessa de lo sucedido, Lau se sentía mucho mas tranquila, podría disfrutar unos días en aquel país, fuera de su zona de confort, con ese rubio que le sacaba más sonrisas de las que pensaba ella, podía mostrar.

Se despidió y colgó la llamada, entonces fue consciente del fuerte brazo que esperaba posarse sobre sus hombros. Ross tenía muchos atributos que presumir. Contaba con aquel cabello rubio que brillaba con la luz, con su atractivo rostro capaz de mostrarse duro en momentos que así lo ameritaran, pero más dulce y en ocasiones infantil. Tenía también esos bellos ojos miel que demostraban tanto, que casi sentían por sí mismos, y esa sonrisa blanca y reluciente, aperlada como sólo ella. Sus fuertes brazos, hombros, bíceps y piernas eran perfectas para recalcar el tipo de hombre que era Lynch, aquellas manos suaves y de dedos considerablemente largos acababan de relucir entre su aspecto. Pero no era todo eso lo que hacía que a Laura le pareciera especial. O en parte sí. Para ella era más importante lo que Ross era por dentro. Su sublime gracia y sentido del humor, su interesante forma de ver lo que había alrededor suyo y de apreciarlo más, mucho más que a él mismo. El cariño que le tenía a su familia, a sus fans, y en cierta parte a lo material.
Laura deseaba a cada minuto presenciar su risa, esa risa que había aprendido a apreciar en tan poco tiempo. Sin embargo, había algo que también le llamaba la atención, y era el hecho de que Ross Shor Lynch tenía todo con lo que había soñado alguna vez, y todo lo que Laura soñaba también, y aún así, se atrevía a odiar su rutina y a pensar en cierto momento que todo a lo que pertenecía era más mierda que cualquier otra cosa.
Y tal vez estaba equivocado, porque aveces esa "mierda" lo hacía feliz. De alguna forma lo sacaba de la realidad, y por eso amaba hacer música, y lo que era mejor, sentir esa música. Pero nada había logrado todo eso de una forma tan magnifica como lo había hecho Laura. Para él, si la tenia a su lado, la parte mierdosa de la situación no quedaba más allá de en el recuerdo de una rutina exhaustante.

—Y... ¿cuánto estaremos aquí?—preguntó Lau al chico a su lado.

—El tiempo que tarde Andre en arreglar sus asuntos. Pero no te preocupes por eso, la pasaremos muy bien.

Entonces Ross consiguió acercarse aún más a Laura, presionándola a su cuerpo sin lastimarla.
Riker, Rocky, Delly y Ratliff les llegaron de pronto, saltando y gritando, con los ojos tan abiertos tratando de sacarle todo el provecho al lugar aunque no hubiera mucho de donde hacerlo. Seguían en la pista de aterrizaje esperando a que su representante cortara la tan interesante platica que sostenía por teléfono. Y una vez que lo hizo, les informó a los seis que no estaba muy seguro de cuanto tiempo se quedarían, pero que se había tomado ya la molestia de buscar un hotel para que se hospedaran. Y entonces sí, tendrían unos días para ellos, unos días que Ross agradecía, serían diferentes a lo que él estaba acostumbrado a llamar "un día común."
Así que al estar de un raro buen humor, aquel hombre de traje que los representaba los despidió gritando:

—¡Vayan a disfrutar México!

Como si eso no hubiera pasado ya por la mente de todos...
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Aquí está! Por fin aquí está!

Este capítulo que tuve que volver a escribir, así como los siguientes tres...
Pero créanme cuando les digo que haría todo por ustedes querid@s lectores ❤ Y por eso aquí está, con algunos cambios y ciertas mejoras, les traigo el capitulo 12, casi recién salidito del horno 😊😉

Me siento muy agradecida con ustedes por la paciencia que me han tenido, pero sobre todo por seguir leyendo esta historia que me encanta escribir y me encanta compartir con ustedes 💭💗

Lo bueno apenas se viene, el amor 💑, el drama 💔, el sufrimiento y todo lo que tengo preparado que no puede esperar a que se los cuente 📖

Así que hasta el siguiente capitulo 😘
Si te gusto, espero que puedas tocar a la estrellita alone que tenemos aquí ⇩☆ y dejar un bello comentario de esos que amo leer y que me alegran el día 😚

Gracias por leer!
Se despide la galleta...  ((, así me dicen 🍪))

Chao, chao! 👋💫

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