Cap. 47 Puntadas

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El olor a antibióticos, el color blanco y el inconfundible dolor en el pecho.

Mucho antes del medio día, la mañana del martes, ingresó al hospital una joven castaña de veintiún años, detrás de ella, un chico rubio de la misma edad. Ambos estaban heridos, pero sólo ella iba en camilla.

Los rumores no tardaron en aparecer: que si habían chocado, que si él la golpeó y ahora fingía estar arrepentido. Sin embargo, eso último no explicaba porque el chico tenía la cara molida.

Nadie ahí estaba si quiera cerca de adivinar lo que había pasado, sólo Ross y Laura lo sabían y eso, era como cargar el peso de enormes piedras en su espalda.
Pero lo ignoraban, pues su situación actual era aun más pesada. Más dolorosa.

A Laura le fue asignado un cuarto apenas llegaron al hospital, Ross quiso entrar con ella mas se lo impidieron, y de paso, le enviaron una enfermera para que lo atendiera.

—Va a necesitar puntadas en esa herida.—dijo ella mirando su frente.

Confundido, Ross alzó la mano para tocarse la cara encontrando entonces una abertura sobre su ceja izquierda, lo suficientemente grave para recibir esas puntadas.

—No la toque.—lo regañó—Tenemos que desinfectarla. Venga conmigo.

—Voy a quedarme aquí.—declaró Ross, mirando la sala de espera a su alrededor y aquellas puertas por las que había visto desaparecer a Laura tan sólo unos minutos atrás.

—Necesita atención médica.—recalcó la mujer.

—Puedo sobrevivir sin ella.—aseguró.

—Lo siento, ¿se ha visto al espejo últimamente? Tiene dos moretones, uno cerca del ojo y el otro en la mandíbula; dos heridas que sólo cerráremos con hilo y aguja y el labio roto. Debe ser atendido, quiera o no.

Era cierto, Ross tenía el recuerdo de varios golpes en la cara, sin embargo el no haberse duchado desde el sábado ni dormido o comido adecuadamente desde el miércoles empeoraba notoriamente su aspecto. Él había sido el menos perjudicado con todo esto.

La enfermera seguía insistiendo, señalaba su rostro y le hablaba de un montón de cosas que Ross ni siquiera estaba escuchando.

—No voy a dejar a mi novia.—dijo con firmeza.

A unos metros de él se escuchó un grito.

—¡Ross! ¿Estas bien? ¿Y Laura?

Rocky terminaba de formular la última pregunta cuando ya estaba abrazando a su hermano. Unos instantes después, Ross cerró los ojos y se separó para que él pudiera examinarlo mejor.

—Mierda, bro, ¿qué te hicieron?—silencio—Si antes estabas cerca de ser guapo, olvídalo. Soy el más hermoso de la familia ahora.

Ross rió muy poco, pero lo valió. Abrió los ojos para encontrarse con Rocky sonriéndole antes de borrar cualquier rastro de luz de su cara y ponerse serio, compareciente.
Triste.

—¿Cómo está Laura?

Ross comenzó a jadear y a hablar muy rápido, sintiendo que el mundo se hacía cada vez más grande y él cada vez más pequeño.

—No lo sé, yo... Ella estaba sangrando, Rocky. Tenía sangre seca y moretones por todos lados, pero cuando me acerqué ella sólo... Sólo...

—Ok, shhh. Tranquilo.—dijo llevando una mano al pecho del rubio, haciendo que éste fuera consciente del pequeño ataque de pánico que acababa de sufrir—¿Cálmate, sí?

Respirando profundo, Ross asintió, mientras Rocky fruncía el ceño.

—Perdón, ¿tiene algo que decirnos o...?—preguntó a la  mujer detrás de ellos.

Coincidencias ♥ |Fanfic-Raura|Where stories live. Discover now