Cap. 43 Puntitos De Colores

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Las horas habían pasado. De pronto, el reloj marcaba las 3:00 am. La pregunta es ¿había valido la pena? Pues nadie sabía nada de Laura. Buscaron en sus lugares favoritos, que en cierto momento cerraron debido a la hora; buscaron en sitios que Lau no frecuentaba en años, también cerrados para ese entonces. Buscaron y buscaron y recorrieron buena parte de la ciudad, pero no había rastros de ella. Para cuando miraron la hora, sintiéndose agotados tanto física como mentalmente, decidieron terminar con esto, al menos por esa noche.

—¿Qué estás intentando decirme?—inquirió Ross, aún habiendo entendido bien la primera vez.

—Necesitamos un descanso.—respondió Vanessa. Se sentía mal al decirlo, pero usaba la lógica, y su lógica le decía que todo lo que no habían logrado hasta entonces lo lograrían en la mañana.

—Sí, y ¿te has puesto a pensar en lo que Laura necesita?

La pelinegra fue incapaz de contestar, Ryland tomó entonces la palabra.

—Piensa, Ross. Hemos buscado por un buen rato y nada. Es obvio que tendremos que ir más lejos y no podemos hacerlo ahora.

—¿Por qué no? Yo también estoy cansado, pero no voy a rendirme sólo por eso.

—Nadie se está rindiendo, Ross.—intervino Andre.

—Pues pareciera que sí.

¿Qué diablos pasaba con esta gente? Ross estaba tan tenso, y todo esto simplemente no lo mejoraba. Aunque quizá sería injusto culparlos, nadie sabía lo que él.

—Tienes que dormir.—no era una pregunta, sino una afirmación muy bien hecha por Calum—Ven, te llevaremos a tu departamento y luego...

—No volveré ahí sin Laura.

—Bro, relajate, ¡Laura está bien!—explotó sin pensar.

—¿Ah, sí?, ¿y cómo lo sabes?—estaba alterado, pero logró respirar y entrecerrar los ojos en dirección a Riker.

—No... No lo sé.—aceptó rendido—Pero quiero pensarlo así.

—Bueno, ustedes sigan pensando así que sus buenas vibras son de mucha ayuda.—dijo con voz y sonrisa sarcásticas—Yo me largo.

Se liberó de los brazos de Calum con un movimiento brusco y comenzó a caminar. Sí, el estar en Nueva York sin su auto no iba a ser un problema para él, estaba decidido.

—Ross, vuelve aquí.—le pidieron varios siendo totalmente ignorados.

Él iba a detenerse cuando creyera que era momento de detenerse, cuando encontrara sana y salva a su Laura. Y el resto tendría que entenderlo, si no lo hacían, honestamente le valía una mierda, iba a hacerlo aun con todo en su contra.

—¡Chico, espera!—le gritó Andre, Ross seguía caminando, ahora lo hacía más rápido. Pronto empezaría a correr—¡Ross!—insistió—¡Hey, así no vas a llegar a ningún lado! ¡Toma las llaves de mi auto!

Entonces, paró. Giró para ver a Andre con la mano extendida sosteniendo las ya mencionadas llaves, luciendo su amargado rostro con uno que otro detalle diferente. Ross corrió hacia él.

—Gracias.—dijo tomándolas, a lo que Andre respondió con una sonrisa torcida que ni siquiera tenía mucha pinta de sonrisa.

Sin reducir su velocidad, Ross llegó al auto de su representante, abrió la puerta, se sentó en el asiento del conductor y encendió el vehículo.

Ellington por su parte soltó una queja.

—Maldición.—murmuró—Voy contigo.—agregó a Ross, dejando un pequeño beso en los labios de su novia para después subir al asiento del copiloto.

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