Cap. 17 Nuestro Momento

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Marano se encontraba en aquel asiento de avión, junto a la ventana, viendo el nublado cielo que estaba fuera y pensando en porque las cosas con Ross se habían ido al carajo tan rápido.

Ya ni siquiera le importaba si estaba desempleada o no; lo que le importaba era haber sido la causante de esas lágrimas en los ojos del rubio, cuando se suponía que ella provocaba su sonrisa.
«¿Ahora qué?» se preguntó, y no se inmutó cuando una voz en su cabeza respondió sencillamente con un «nada».
Así que sólo se durmió.

Y no supo, no entendió si lo que pasó después fue un sueño, o un recuerdo que en su momento, su mente prefirió bloquear. Pero de pronto se hallaba ahí, de nuevo en el "New York Bar" y enfrente, al otro lado de la mesa, estaba Ross, con su chaqueta y su sonrisa aperlada. Tomaban y reían, el ambiente era tranquilo a pesar de la fiesta, y la vida de ambos se volvía mejor a pesar del desastre.
La música sonaba muy fuerte, provocando ese latir desenfrenado en los chicos.

—¿Quieres bailar?—preguntó Ross con su picara expresión, mientras se levantaba y le extendía una mano a Laura.

No fue necesario que ella usara palabras para responder, sólo sonrió. Ambos se encaminaron a la mitad del lugar, muchas otras personas se hallaban ahí bailando, pero ninguna fue del interés de Laura, estaba con Ross y sólo con Ross.
Comenzaron a moverse; lento y sin prisa, al ritmo de la música que resonaba en todo el lugar, de pronto las manos de Ross se abrieron paso en la cintura de la chica, fue un instante antes de que él tomara una de las manos de Lau y la hiciera girar, para después envolverla en sus brazos.
Bailaban, aunque más bien pareciera que flirteaban el uno con el otro. No dejaban de mirarse como quien reta a alguien a hacer lo que nunca creyó posible. Sonrientes, sin percatarse de los otros.

En una de las muchas vueltas en las que Ross terminaba abrazando a Laura, él ya no quiso soltarla. Tan cerca, sentía la respiración de la chica sobre la suya. La castaña terminó por acomodarse mejor sin soltarse de Ross, quedando frente a frente, facilitando lo que indudablemente iba a pasar. Las manos de Laura se posaron en el pecho del chico y en medio de la multitud sus labios se encontraron. Se trató de un beso fugaz, que no duró más de dos segundos y que al acabar fue relevado por uno igual. Sólo juntaban sus labios lo suficiente para saber que los del otro eran reales y al instante se separaban, mas sin embargo, el tercero venció al igual que sus impulsos y su deseo de tenerlo todo.
Se perdió en lo que estaba pasando para ambos, en el dulce sabor que podía disfrutar, en el movimiento que la estaba haciendo delirar. Se besaban, se besaban y no paraban de ladear sus cuerpos con la misma lentitud de antes.
Indiscutiblemente, Laura jamás había sentido algo igual, y jamás lo volvería a hacer.

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⚠PARTE ADULTA LOOOL
Si gustas saltartela, estas en todo tu derecho, pero por favor, cuando encuentres otra nota como esta, sigue leyendo, pasara algo importante que no te puedes perder, o perderás tambien la pista de la novela.
Gracias, y si asi lo preferiste, que disfrutes la escena 🙈

Ross cerró con una patada la puerta de la habitación, pues sus manos estaban demasiado entretenidas en las caderas de Laura, quien tanteaba también con el rubio cabello del chico.
Lo de ir despacio lo habían dejado en el bar. Ahora el corazón de Laura latía más por las pequeñas mordidas que le iban dejando en los labios, dando a relucir las ganas que tenía Ross de probar hasta lo último de ella.
Él la dejo caer en la cama sin dejar de cuidarla y se dirigió a ponerle el seguro a la puerta, pero en esos escasos segundos su expresión cambió a la de una persona culpable.

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