Cap. 30 Seguro

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Durante un rato nadie dijo nada. Ross examinaba aquellas fotografías más de lo que su vista le permitía. La forzó demasiado. Intentando ver más allá. Como si las imágenes pudieran decirle lo que Laura no. Millones de ideas le golpeaban la cabeza, introduciéndose en su mente, envenenando su sentir. Era su corazón deteniéndose cada dos segundos, latiendo como loco el resto del tiempo. Estaba ahí, justo ahí. Pero de pronto ya no era consciente de ello. Frente a sus ojos se hallaba la prueba de lo fácil que era mentirle. Engañarlo debió ser tan sencillo. Joder, sí, joder.

—¿Cuánto tiempo tienes?—preguntó enterándose lo débil que estaba su voz. Lo débil que estaba él.

Con todo silencioso, Laura alcanzó a oír aquel hilo de voz. Sus mismos sollozos eran callados.

—Cuatro meses.—respondió muy bajo.

La expresión de Ross se transformó miles de veces al oír aquello, mientras pasaba saliva sintiendo arder el nudo en su garganta, sus mejillas se inflaron un tanto, sus ojos se cristalizaron, su alma estaba al borde de un peñasco.

Lo sopesó un instante.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—Estaba asustada.—contestó. La verdad, seguía estándolo.

Entonces, tenía razones para tener miedo. Y Ross también.

Todo le dolía. Intentó hablar por un largo rato, con muecas de por medio, hasta que las palabras cedieron.

—Nos conocimos hace cuatro meses.—soltó. Laura asintió despacio, no entendía a dónde quería llegar Ross con eso—Dime, ¿qué se supone que debo pensar?

Laura exhaló un poco del aire que estaba conteniendo. Ross se escuchaba tan... Tan tranquilo. Sin embargo sabía todos los sentimientos que ocultaba. Al fin y al cabo era actor, ¿no? Aunque en la vida real no actuara demasiado.

—No-No te estoy juzgando,—continuó diciendo el chico—cualquiera comete errores...

Eso fue matar a Laura por dentro. Tanto dolor que no había experimentado jamás. Tanto dolor que quizá consideraría olvidar. Pero no podía hacer eso.

—¿Cómo diablos te atreves a llamarlo "un error"?—atacó estallando su furia en gritos y lágrimas que se perdían a lo largo de sus mejillas carmesí.

Los ojos de Ross se abrieron lo suficiente para que Laura notara como éste se daba cuenta de que había metido la pata. Sin embargo, mantuvo su postura, pues sabía que sus argumentos para decirlo eran ciertos.
Sacó el pecho, hizo los hombros hacia atrás, inhaló, exhaló muy lento mientras decía:

—Si no lo fuera, estarías con el padre del bebé y no conmigo.

De alguna forma se sintió bien decirlo. Después de todo, Laura estaba con él, y ese era el punto. Uno de ellos.

Pareciera que la chica se enfadó aun más.

—¿De qué me estás hablando?—gritó—¡Tú eres el maldito padre!

Entonces sí, Ross se congeló. Diez segundos después abrió la boca. Quince segundos después pudo empezar a balbucear. Diecisiete segundos después logró decir algo coherente.

—¿Qué?

O entendible por lo menos.

—Eso. Que tú eres el padre de éste "error".—se tocó el vientre—Lo eres, aunque no lo quieras.

Más segundos de silencio y muecas.

—¿Qué?—dijo de nuevo.

Laura se quejó alzando las manos, dándose la vuelta con la intención de golpearse contra la pared. Mas no lo hizo. Aun le quedaba un poco de sentido común.

Coincidencias ♥ |Fanfic-Raura|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora