Cap. 13 Es La Cuestión

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—Bien,—dijo Riker—Andre reservó tres cuartos, pero sólo 5 cinco camas. Tal parece que se olvidó de uno.

—Y sé que de quién fue...—siguió Laura, no se sentía dolida porque un tipo a quien no conocía para nada se hubiera olvidado de reservarle una cama, pero el tono que usó debió haber demostrado lo contrario.

Al instante Ross la abrazó aún mas fuerte y Rydel se acercó para decirle que eso era normal en Andre.

—Entonces dos de nosotros deberán compartir cama.—insistió Riker.

Al instante, los ojos del otro rubio se iluminaron, dejando ver lo felizmente pícaro que estaba.

—¿Sabés lo que eso significa?—Delly seguía dirigiéndose a Lau—¡Noche de chicas! No tengo problema en que durmamos juntas.

—Ni yo.—contestó esta a su vez, sonriente.

—¡Pero yo sí!

—Oh vamos Ross, no creiste que te dejaríamos un cuarto solo con Lau ¿verdad?

—P-pero...

—Vamos depravado, así podrás compartir cuarto con uno de nosotros.—dijo Rocky

—Yey...

Sarcasmo.

Dos horas después de mucho discutir, todos se acomodaban en sus habitaciones correspondientes: Ross con Elli, Rocky con Riker y Rydel con Laura. Aunque a decir verdad, Lau no tenia mucho que acomodar, así que después de ofrecerse a ayudar a Delly sin ningún éxito, se dedicó a mirar por la enorme ventana de la habitación. Todo afuera se veía tan tranquilo, tan pacífico. ¿Por qué no podían ser así todos los lugares? Que pudieras verlos, que capturaras durante un momento toda la esencia del lugar, y entonces podrías lograr calmarte y despejar tu mente luego de un día agotador...

Tan absorta estaba en sus pensamientos, que no notó cuando Rydel la llamaba por tercera vez. Hasta que ella misma se acercó y pasó una mano por delante de la cara de la castaña, haciendo que volviera en sí finalmente.

—Lau, estás pérdida.

—Sí amm.. Lo siento, ¿qué decías?

—Te preguntaba si querías ir de compras conmigo. Debemos disfrutar este país.

Laura dudó un segundo.

—Sólo te haré compañía, vamos.

Antes de seguir con su camino, Rydel tomó con delicadeza su brazo y la detuvo.

—Lau, hay cientos de vestidos esperando a que los compres, ¿qué hay de ellos?

—Ellos tendrán que esperar.—suspiró—No tengo el dinero...

—Eso se puede resolver.—soltó emocionada ante el ceño fruncido de Laura—Para eso está la tarjeta de crédito.

—Gracias, Delly, pero no te haré gastar dinero en mi.

—Laura, yo quiero hacerlo, no tienes nada que agradecer. Vamos.

Sin poder aguardar más, jaló de la muñeca de Lau que aún sostenía. Salieron de la habitación y luego del hotel, emocionadas por la tarde que les esperaba. Una tarde de chicas como hacia mucho tiempo ninguna tenía.

Rydel por su parte, debía lidiar con "amigas" falsas, que solo se acercaban a ella para conseguir 15 minutos de fama, o para tener alguna oportunidad con la disquera de la banda. Laura se sometía a otra situación, pues siendo su hermana una mujer exitosa, con un novio envidiable para muchas, un apartamento espacioso y la satisfacción de no sufrir presión por parte de sus padres, la hacía estar siempre ocupada. Aquella cena en familia, o la noche en el bar, había estado libre meramente por suerte. Jamás tenia tiempo para Lau. Y esta, en cambio, tenía todo el tiempo del mundo. Su trabajo por el momento era conseguir una nueva historia para su libro, que sensatamente consideraba un fracaso.
Su jefe le había ofrecido solo dos días. Dos días que para mala suerte de la chica, se habían pasado ya. ¿Por qué su malhumorado jefe no la había llamado aún? Eso era un misterio. Considerando que su pasatiempo favorito era joder.
Pero de cualquier forma Lau debía sacarle provecho a la situación. Planear un nuevo proyecto, plantear una nueva idea de un momento a otro no era fácil.
Tal vez podría escribir la historia de un cantante muy guapo, muy atento, y muy rubio.

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