Cap. 20 Giros

195 21 16
                                    

La noche había caído, mas el tiempo parecía no haber pasado. Caminando por la banqueta con el frío pasándoles desapercibido, iban Ross y Laura, contando viejas anécdotas, hablando de temas superficiales, conociendo más el uno del otro. Sus conversaciones nunca llegaban a ser lo suficientemente serias. Era el reencuentro, como si no se hubieran visto en años.
Se sentían como dos adolescentes viviendo los efectos del primer amor. Claro que, cuando creces, el amor se vuelve algo más serio. ¿Estarian ellos dispuestos a correr el riesgo?

—...y cuando me empezaron a pagar en la cafetería, conseguí rentar un departamento aquí.

Laura se había detenido de pronto, mostraba con las manos el edificio que tenían enfrente.

—Luce mejor que el anterior.

—Sí. Y por dentro más. No será la gran cosa pero... Es lo que puedo pagar, y no me quejo.

—Debo repetirte lo feliz que me hace que te hayas decidido a seguir tu sueño. Llegarás lejos, Lau, lo sé.

—Gracias, Ross...

Era esa paz interna peleándose siempre de alguna forma con los nervios que les causaba estar tan cerca. Y es que era un gran momento para decir cuanto se gustaban, sobre todo con la escasa luz de la luna iluminando las facciones de ambos, relajadas al principio, para después tensarse por el deseo, más allá, la necesidad.

Ross comenzaba a acercarse, y su respiración se mezclaba con la de ella y con el aire que todavía se colaba entre los dos. Sabía lo que estaba haciendo, no se distraía viendo nada más, se deleitaba con el color de los ojos de Laura, a sus mejillas había subido el rubor, y en el momento en el que Ross empezaba a acariciarlas, se percato también de que estaban calientes. Sonrío para sí mismo. Sus labios parecían haber dejado de responderle, sólo servirían para una cosa, y no era precisamente para sonreír.
Las manos de Laura tanteban en el pecho del chico, que subía y bajaba, y Ross ya no era consciente de nada, nada que no fuera la razón de su respiración acelerada, las delicadas caricias de Laura, la exquisita tortura de tenerla tan cerca y sin que las cosas pasaran. Impulsivo,  aunque procurando preservar ese sentimiento, se acercó más y más y los labios de ambos alcanzaron a rozarse. Nadie había retirado las manos, nadie había retrocedido. Lo poco que probó permanecía ahí, Ross se permitió disfrutarlo, hasta que llegó un punto en el que ya no pudo más.

Y la besó.

Era tan pasivo como la primera vez, pero las cosas no tardaron en cambiar, y apareció la fiereza. Tantas ganas tenía de sentirse así. Laura era real, estaba ahí, sin embargo no se la creería hasta que tuviera pruebas. Y las tenía ahora: sus labios moviéndose, aceptándolo, sus manos que de alguna manera habían subido hasta la nuca del chico, al que acercaba más. No era un beso del todo inocente, aunque tampoco se suponía que sobrepasara intenciones. Tenía su sabor en los labios, se habían convertido en uno. Con eso bastaba. Bastaba con saber que ella permanecía ahí, y que su respiración le pertenecía en ese instante.

Y aunque lo desearan, no podían mantenerse así para siempre.

Al separarse sólo había sonrisas, grandes, y luego esas pequeñas risas, de alguien feliz, de alguien satisfecho.

—Yo...

—No lo digas. ¿Quieres pasar?—Laura señalaba el edificio, lo que fue inútil pues Ross no podía ver las manos de ella en su nuca.

—Sí.—lo dijo y asintió, con la sonrisa bobalicona en el rostro.

—¿Sí?

—Sí.

Sonrisitas, risas nerviosas. ¿Cómo defines eso? Adorkable.

Mientras Laura se daba la vuelta y Ross intentaba calmarse un poco, un mensaje hizo vibrar al celular en su bolsillo. Él bufó frustrado, antes, y después lo hizo aún más cuando lo leyó.

Coincidencias ♥ |Fanfic-Raura|Where stories live. Discover now