Cap. 18 Starbucks

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—¿Y tienes un plan?—preguntó Calum en la pantalla de la laptop.

—Claro que tengo un plan. La firma de autógrafos es el miércoles, nosotros llegaremos a Nueva York dos días antes.—contestó Ross con un brillo en los ojos—Tiempo suficiente para encontrarla.

—Sigo sin entender porqué no sólo la llamas.

—Lo hice. La he llamado desde que se fue, pero jamás contesta...

—Bro, tal vez deberías superarlo. Digo, fue hace tres meses.

Tres meses.
¿Cómo podían haber pasado tres meses desde que perdió a Laura cuándo él lo había sentido como si fueran siglos? No importaba. Volvería con los chicos a Nueva York, y estaba decidido a encontrarla. Sólo deseaba que Lau lo recordara todavía.

—No puedo superarlo y ya, Calum. No es así de fácil.

—Sí lo es.—insistía el pelirrojo—Estuvieron juntos sólo unos días.

—Ella es especial ¿sí? Tal vez no pasamos una eternidad juntos, ni fuimos novio y novia, pero cambió todo, Cal, no puedo olvidarla así como así.

Calum suspiró. No conocía a Laura, pero definitivamente había hecho feliz a su amigo. Odiaba arrancarle esa ilusión a Ross, pero alguien debía bajarlo de su nube. Era casi imposible que volviera a ver a Laura.

—Eres mi mejor amigo, Ross, y por eso debo pedirte que mantengas tus expectativas bajas.

—Pero...

—Por favor, amigo. Te he visto sentirte miserable los últimos tres meses, eso debe parar.

—Sólo me has visto por videollamadas, llorón...—contestó Ross apenas y sonriendo.

—Sí, pero aun así puedo ver tus tristes lágrimas cuando la estúpida pantalla se congela.—dijo con ese toque de humor.

—Ross, ya nos vamos.—llamó Rydel del otro lado de la puerta.

—¡Voy enseguida!—gritó de vuelta—Lo siento amigo, debo irme.

—No te apures, suerte en el viaje.

—Gracias, y oye,—agregó el rubio antes de colgar—no te pido que me entiendas, sólo que me apoyes.

—Lo hago, Ross. Ten por seguro que lo hago.

Se despidieron y colgaron. Ross tomó su maleta antes de salir de la habitación mientras Rydel lo esperaba afuera.

—¿Qué tal todo en España?—preguntó mientras comenzaban a caminar.

—Increible. Calum al fin convenció a Raini para que adoptaran un perro.

—Oww, ¡tienen un perrito!—exclamó Delly aplaudiendo emocionada.

—De hecho es hembra.

—Dime por favor que no le pusieron uno de esos nombres que Calum quería.

—No. Creo que se llama Pixie.

●●●

Las calles de la ciudad eran casi como las de cualquier otra, así le pareció a Ross, quien miraba por la ventana del autobús que había tomado junto con el resto de la banda apenas hubieran dejado todo en orden en el hotel.
Afuera, en las calles, había tanta gente, y el chico deseó saber si así era siempre, y es que no siempre estaba en Nueva York. Ojala eso fuera diferente.
Pensaba que quizá, una vez que encontrara a Laura, que hablaran, y que se aclarara todo lo que se tuviera que aclarar, llegarían a un acuerdo, y Ross hablaría con Andre. Rogaría porque lo dejara visitar la ciudad de vez en cuando, sólo si no tenía asuntos que resolver con R5, o alguna de esas películas para las que lo contrataban luego de hacer un casting. Y si lo dejaba, estaría en deuda con él como nunca lo hubiera estado en toda su vida. Llevaba en la cara una sonrisa totalmente sincera, no lo notaba, no como todos a su alrededor. Ahí fue cuando vio un bar cuya pinta le pareció familiar. Actúo rápido. No había tiempo que perder.

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