Cap. 26 Un Par De Bebés

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Laura llevaba unos 15 minutos en el baño y Ross comenzaba a preocuparse: ella nunca tardaba tanto en ducharse.

La regadera continuaba abierta, sin embargo no la utilizaba. La chica estaba completamente vestida y en el suelo, comiendo una barra de chocolate entre sollozos. Era la tercera que comía, después de una manzana verde. Se sentía triste y patética. Una semana más había pasado y todavía no era capaz de contarle nada a su novio. Ross era tan lindo y atento con ella, y a pesar de eso Laura podía mentirle demasiado bien. Se ocultaba, justo como entonces. No eran muchos los momentos en los que no estaban juntos, pero Marano siempre encontraba la manera.

—¿Eres feliz?—le preguntó Ross una noche.

Laura asintió, aún sabiendo que podía ser más feliz. Mentir era tonto, pero terminaba siendo la única forma.
Eso y los cambios de humor debido al embarazo le arruinaban la sonrisa ahora. Acabó con ese chocolate, se desvistió y entró al agua. Apenas había logrado sentir el mojado tacto de las gotas en su cuerpo cuando Ross llamó a la puerta.

—¿Todo bien, linda?—preguntó tras tocar la madera con sus nudillos.

No estaba consciente de cuanto llevaba ahí dentro. Lau soltó un suspiro.

—S-sí.—titubeó con la voz más tranquila que pudo—Salgo en dos minutos.

Dicho y hecho, se bañó a la velocidad de la luz. Dos minutos después estaba fuera con una toalla envuelta en su cuerpo tiritante.

—Debes dejar de ducharte con el agua así de fría.—la reprendió Ross sin dejar su faceta de chico dulce, al tiempo que se acercaba para abrazarla de la cintura por detrás y envolverla en sus brazos y en su propio calor corporal.

•••

Todos los días, sin excepción, Laura usaba en su muñeca aquel brazalete que Ross le regaló tantas noches atrás; aún si no hubieran querido, ellos ya tenían historia. Una enredada, sorpresiva y extraña historia que a pesar de todo era también puro amor. Entonces, era inevitable que estando Laura sentada en una de las mesas, y mirando a Ross tocar y cantar ante los clientes de ese Starbucks pero más para ella, la inspiración surgiera. Volvió a tomar el cuaderno y un lápiz entre sus manos. Escribió:

Me preguntaste que me hace sentir bien.
Me preguntaste que me hace ir a lo salvaje.
Sólo pon en "repetir" esa canción, cariño.
Y dejala seguir por millas y millas.

Estaba haciendo lo mejor que podía, y le gustaba. Nadie dijo que sería fácil. Iba poco a poco, paso a paso, directo a lo que tanto quería. ¿Había intentado escribir una canción antes? Claro. Pero algo siempre la hacía acabar con la ilusión. Esta vez sería diferente. No tendría razones para rendirse, sólo para seguir adelante. Y una de esas razones estaba bajando de la tarima justo ahora para dirigirse a ella.

—Eso fue muy bueno.—suspiró feliz.

—Fue grandioso.

—Tú eres grandiosa.—la presumió coqueto.

Se inclinó y ladeó un poco la cabeza para poder llegar a sus labios. La hizo abrir la boca también y así tener más alcance. Tenía un sabor exquisito del que jamás se cansaría. Con sus fuertes y territoriales manos acercó la cadera de Laura a la suya. De la nada ya no estaba en el mismo lugar, sino en otro totalmente ajeno que compartía con su castaña; el resto se esfumó. Apunto de viajar más allá, alguien carraspeó a su lado.

Coincidencias ♥ |Fanfic-Raura|Where stories live. Discover now