Cap. 15 Cita Oficial

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Apenas saliera Laura de ducharse, su vista se centro en un muy lindo vestido blanco, estilo hippie, algo así. Encaje decorando casi al final de cierta tela. Muy suelto, muy buena elección, pero... no era suyo.

—Rydel...

—¿Te gusta?—preguntó ella sonriendo.

—Sí, claro, pero ¿de dónde lo sacaste?

—Oh. Es mío. Te dije que no tenía problema en prestarte ropa.

—¿Estas segura? No quiero...

—¿Ser un problema?, ni se te ocurra decirlo, Marano. Somos amigas, es un favor.

Amigas. Amigas.
Laura solo recordaba esa palabra por Vanessa. Era la única que le daba sentido.
Ahora también, estaba Rydel. Era su amiga.
Amigas.

Y después del abrazo que selló las palabras de Delly, Laura se puso aquel vestido. Se veía aún mejor cuando lo traía puesto.
Un maquillaje natural para resaltar la belleza de la chica, con un labial entre rojo y rosado que seguro Ross notaría.

Estaba lista, usando botines, aunque Rydel insistió en que llevara un bolso aparte, para lo que fuera a necesitar, y además un paquete algo misterioso que la misma rubia insistió en que guardara y evitó que lo viera esquivando también cualquier pregunta sobre éste.

7:57
7:58
7:59

La mente de ambas contaba los segundos y llegó un momento en el que sus bocas también.

8:00
Se oyó el Toc toc de unos nudillos tocando la puerta.
Qué puntual.

—Estas hermosa, Lau, tranquila, todo saldrá bien.

Su sonrisa dio aliento a la castaña, que terminó por abrir.
Un guapo chico de cabellos rubios permanecía del otro lado, usando un pantalón negro y su playera blanca, con una camisa roja encima. Se quedo boquiabierto ante la figura de la hermosa chica que tenia enfrente , y viceversa. Ambos... Sólo se bastaron ambos.

—Bueno, cuídense, diviértanse, y si pueden besense; más les vale besarse.

La sonrisa de los chicos se ensanchó, aunque no tanto por las palabras de Delly, más bien porque sí. Porque querían, porque sentían esas ganas de hacerlo, y nadie podría evitarlo.
Se despidieron, Ross y Lau comenzaron a caminar por el pasillo, y, entrando al elevador, justo antes de que las puertas de este se cerrarán, Ross llevó su aventurada mano a la cintura de la castaña, acercándola a él, para así poder susurrarle al oído lo perfecta que estaba.

La sonrisa de Laura no podía desaparecer.

●●●

—Ross, ¿podría quitarme esta venda de una vez?

—De acuerdo...—accedió el chico liberando los ojos de Laura, desatando la venda roja.

—Sabía que estábamos en la playa.—dijo Laura con cierto aire de orgullo.

—¿Cómo lo supiste?

—Bueno, tuve un indicio cuando mis pies se hundieron en la arena.

Risas.

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