Capítulo 22

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A partir de ese día comenzaron a llegarnos pequeños encargos sin demasiada importancia que nos servían simplemente para poder subsistir, pues el dinero que conseguíamos no era abundante. Hacíamos cosas como por ejemplo buscar mascotas perdidas, llevar paquetes de una punta a otra de la ciudad y remendar prendas de ropa.

De esta última tarea me encargaba yo, ya que tenía la habilidad de [Costura], y gracias a estos pequeños trabajos no tardé demasiado en subirla a nivel 6.

Por algún tipo de razón se estaba corriendo la voz por la ciudad de que yo era un gran sastre en relación calidad-precio, por lo que cada vez nos llegaban más encargos de ese tipo y Chain y Gun se vieron obligados a aprender también la habilidad de [Costura].

Paulatinamente estaba pagando el libro que me había comprado: empleaba parte de mis ganancias en ello y el resto lo ahorraba por si en algún momento llegaba a necesitarlo.

Tras un par de semanas trabajando llegó un día en el que no había demasiados encargos, por lo que Gun se ofreció voluntaria a hacerlos todos mientras Chain y yo descansábamos. Eso sí, a cambio de que​ los próximos días nos quedásemos nosotros: sería extraño que no hubiera pedido nada a cambio, ya que siempre maneja las cosas para salga beneficiada.
Yo, sin pensármelo dos veces, acepté la oferta de mi amiga y fui a dar una vuelta por la ciudad.

Como no tenía demasiadas cosas que hacer decidí ir a la taberna a la que nos había llevado Chain el día que llegamos a la ciudad. Ya había ido un par de veces yo solo por las noches para descansar y tomar algo mientras observaba las peleas de monstruos, pero ahora estaba preparado participar yo también.

Por lo que sabía sobre aquellas peleas, había ciertas normas que debían seguirse: Para empezar, no podías apostar contra ti mismo en una pelea para evitar perder a propósito; y otra norma era que no estaba permitido matar al monstruo del rival. Existía un pequeño campo de regeneración en el ring que dificultaba que alguno pudiera morir, pero si por cualquier circunstancia tu monstruo mataba al del rival serías expulsado del club para siempre después de pagar una gran multa y entregar a tu compañero... Parecía que la gente les tenía bastante apego a sus mascotas y no querían perderlas.

Otra cosa que había que tener en cuenta era que no se le podía dar ayuda externa a tu compañero más que la que podías proporcionarle dándole órdenes o indicaciones: por ejemplo, no puedes curarlo desde fuera del ring.

Decidido a pelear, me adentré en la taberna y hablé con Reteli para que me organizara algún combate. Después de media hora más o menos, por fin estaba preparado para pelear.

Me encontraba en un extremo del ring observando como la pelea estaba a punto de comenzar: mi invocación debía enfrentarse a una especie de rana gigante de un color amarillento y verde.
Nada más empezar el combate, mi invocación comenzó a correr hacia su rival mientras mientras que éste comenzó a lanzarle unas extrañas bolas de lo que parecía saliva.

Mi pequeño arácnido comenzó a esquivar todos los ataques del rival hasta que llegó a su lado y se colocó encima de él, agarrándose a su espalda para morderle. Cada vez que le clavaba los dientes parecía que le dolía bastante, mientras que la rana apenas se inmutaba, así que rápidamente deduje que se trataba de un veneno que recubría el cuerpo de la rana, lo que significaba que debía tener la [Resistencia Tóxica] bastante alta.

De pronto la rana miró hacia arriba y lanzó otro de sus disparos de saliva, de tal forma que se dio a sí misma con el proyectil cuando este aterrizó. Mi invocación comenzó entonces a retorcerse por el suelo mientras quemaduras comenzaban a salir por todo su cuerpo.

Casi al instante se acabó el combate, dando por vencedor a mi rival, y yo corrí para recoger a mi mascota y curarla.

Tras esa derrota participé en varios combates más, los cuales acabaron con el mismo resultado: mi invocación retorciéndose por el suelo de dolor.

I'm (Not) A Hero (Pausada Hasta Nuevo Aviso) Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt