Capítulo 30

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-¡Eh, despierta de una vez! -me dijo Glenn molesto.

Dolorido, salí con cuidado de la caja en la que había estado durmiendo hasta entonces... Tenía agujetas por todo el cuerpo y cualquier movimiento hacía que me retorciese de dolor. Cuando abrí los ojos comprobé que ya era mediodía del día siguiente: había pasado un montón de tiempo desde que no veía a Gun y los demás y estaba deseando llegar a casa para poder descansar.

- ¡¿Qué demonios has hecho en Isla Gurin?! ¡Se suponía que sólo ibas a deshacerte de la empresa Gurin para que así yo pudiera tomar el control! -gritó Glenn colérico.

Mis pensamientos sobre regresar a casa se disiparon rápidamente:

- Y es lo que he hecho -le respondí calmado para que se tranquilizase.

- Sí, eso es lo que has hecho... ¡Pero al mismo tiempo has destruido todo un ecosistema que podría haber sido un negocio multimillonario para mí! -chilló mientras me levantaba por el cuello de la camisa.

- Tranquilo... -dije intentando soltarme.

Él se pasó la mano por la cara y luego me soltó con rabia. Yo me alejé un poco, intentando evitar otro acto violento por su parte

-¡Joder! -maldijo-. Tienes suerte de ser quien eres, si no ahora mismo tendrías muchos problemas.

Entonces Glenn me llevó a su despacho y comenzamos a hablar sobre lo que había pasado en isla Gurin: Comencé a contarle con todo detalle lo que pasó en isla hasta el momento en el que volví a meterme en la caja para marcharme de allí.

- Está bien -dijo Glenn mientras se frotaba los ojos con los dedos pulgar e índice de la mano derecha-. Entonces ahora mismo el único valor que tiene Isla Gurin es que los barcos pueden parar en ella para reponer víveres.

En ese momento Glenn sacó de uno de los cajones de su escritorio unas cuantas hojas de papel y un bolígrafo.

- Al menos sé útil para mí de alguna forma y escribe una carta a la actual gobernadora de Sifan para que así pueda comenzar a comerciar con la ciudad subterránea -me pidió.

Empecé entonces a escribir una carta para Shinra explicándole la situación actual: le conté que sería un buen negocio comerciar con aquel pueblo y le comenté quién era el alcalde, ya que al parecer se conocían.

Por algún tipo de razón muchas de las personas que había a mi alrededor se conocían unas a las otras y, aunque no entendía como podía darse tal casualidad, no me importaba; ya que esa situación me había ayudado en más de una ocasión.

Después de acabar de escribir la carta para Shinra, Glenn me invitó a algo de comer y continuamos hablando de negocios.

- Toma esto -me dijo mientras me entregaba una especie de libro-. Guarda bien este diario: cuando escribas algo en él también se escribirá en la copia que tengo yo; así podremos mantener en contacto y si en algún momento te hace falta que te venda algo podrás decírmelo y yo me encargaré de enviártelo lo más rápido posible.

- Perfecto -le dije-. En cuanto necesite algo te lo diré.

Después de eso me despedí de él y decidí que ya era hora de comenzar mi viaje de regreso a Majagar. Como siempre, recurrí a comerciantes para que el viaje fuese gratis.

Después de más o menos una hora encontré a un grupo de vendedores que, aunque no llegarían a Majagar, me dejarían lo suficientemente cerca como para que al día siguiente de abandonar la caravana pudiera llegar a pie sin ningún tipo de problema.

Durante un par de días acompañé a los comerciantes, charlando y jugando con ellos a las cartas, y por esa razón perdí casi todo el dinero que me quedaba... Sin lugar a dudas, la suerte no me acompañaba.

I'm (Not) A Hero (Pausada Hasta Nuevo Aviso) Where stories live. Discover now