Capítulo 10

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Entré corriendo al instituto, aún había personas recorriendo los pasillos o caminando tan lentamente a sus salones que contagiaban todo su desánimo. Faltaban dos timbrazos para que el portón se cierre así que iba relativamente bien de tiempo. Cuando entré al salón una chica se acercó a hablarme, sé que es mi compañera ya que es de las que más responde en clase, una sabelotodo, por ponerle una etiqueta, aunque yo odie las etiquetas.

—Hola Anahí —dijo sentándose a mi lado.

—Hola —saludé también con una sonrisa.

—Discúlpame que te pregunte esto —espero que no sea lo que estoy pensando—. ¿Qué eres de los Carreira? —claro que era lo que estaba pensando—. Primero pensamos que eras una de las chicas del programa en el que están metidos, ya sabes, de chicos problema, pero no eres para nada como los anteriores y tampoco creo que seas un familiar.

—¿Por qué no podría ser un familiar?

—Por los apellidos —claro, que lógico—. Y porque te vi hace un momento casi besándote con Oliver.

¡Madre mía! Aquello me sorprendió, tanto que llevé mi cuerpo hacia atrás hasta recostarlo por el respaldo del pupitre. Debió ver mal, por favor, que ridículo. Tan solo pensarlo me revolvía el estómago. Sentí que me estaba poniendo blanca y roja al mismo tiempo ¿cómo era posible eso?

—Te estás equivocando —dije riendo—. Viste muy mal.

—Se estaban abrazando muy cariñosamente, pensé que él seguía con Dulce.

—No por mucho —murmuré lo más bajo que pude—. Lo que quiero decir es que Oliver y yo solo somos amigos, y sí, soy una de las chicas del programa que ellos aceptan en su casa, simplemente soy rebelde a mi manera.

La muchacha asintió con la cabeza y me sonrió de nuevo, volvió a su lugar porque el profesor de inglés había entrado. La clase empezó y lo que dijo esta chica que ni siquiera recuerdo su nombre no salía de mi cabeza. ¿Besarme con Oliver? Por favor, eso suena aún más ridículo que el "Le gustas a Tony" de Oliver hace un par de días. ¿Por qué será que se empeñan en emparejarme aquí? Si no es Tony, es Oliver. Algo no va bien, estoy pensando mucho en Oliver, de hecho creo que el nombre "Oliver" lo he repetido más veces en mi cabeza que cualquier otro pensamiento en menos de dos minutos. Oliver.

La clase de geografía a mí parecer duró cinco minutos. El timbre del recreo sonó, yo necesitaba mojarme la cara al menos para intentar despejar mi mente, creo que los dos minutos pensando en Oliver, en realidad fueron mis dos primeras clases, maldita sea, cuando empezaba a irme bien. Fui al baño y me miré al espejo, me veía bien, el cabello estaba en su lugar, así que solo me mojé los ojos y parpadeé varias veces, aún me queda, informática, química y ¿literatura? ¿o es historia? Tengo que pedir en la dirección un horario de clases. De camino a la dirección choqué con un muchacho y vamos a ver, no es que choqué en plan «¡Oh, vaya, disculpa no te vi». El muchacho se me atravesó justo en frente, con toda la intención del mundo.

—Oh, perdona —dijo el descarado—. Me llamo Rubén ¿y tú?

—¿Qué te importa? —dije haciéndolo a un lado, pero volvió a ponerse frente a mí.

—Es un nombre muy extraño para una muchacha tan linda, no te favorece —negó con la cabeza—. Te ves más como una Anahí Abellán.

No me importa cómo sabe mi nombre. Es decir, soy la nueva, la muchacha que se queda en casa de los Carreira y se incorpora a clases a mitad de año, no espero ser un fantasma. Intenté ignorarlo de nuevo, pero como si fuera simpático, se volvió a colocar frente a mí. Si hubiera sido mi colegio anterior, lo hubiera empujado y hasta le hubiera gritado, pero no era mi colegio anterior y me estaba yendo muy bien como para arruinarlo por un don nadie.

-¿Lo prometes? -Lo prometoWhere stories live. Discover now