Capitulo 54

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Paul había cumplido los sesenta y cinco años un par de meses atrás y Junior y Evelyn lograron convencer a sus padres para ir a visitarme. Así que durante las vacaciones de verano, que para mí era invierno, los recibí en mi casa. Tenían planeado quedarse un mes completo, pero yo solo pude conseguir diez días de vacaciones porque ya había usado una buena parte durante ese año y aunque aún me quedaban días acumulados, no podía usarlos de una sola vez a menos que fuera una emergencia. O sí podía hacerlo, era el jefe del hospital, podía remover mis cirugías menos urgentes o pedir que alguien las hiciera por mí. Desde que me nombraron jefe un par de años atrás tenía ciertas libertades, pero no quería abusar de ellas. Esos días libres los utilicé para enseñarles sitios nuevos y ayudarlos a orientarse un poco, no fue difícil, Alexander era un chico muy listo, tenía una memoria impresionante y hablaba con tanta propiedad, que a mí se me olvidaba que conversaba con un niño. Fueron días muy buenos, aunque un par de veces Oliver prefirió quedarse en la casa a escribir, decía que estaba trabajando en un proyecto importante. Me confesó que aunque quería venir, no quería hacerlo en ese época, que hubiera preferido terminar ese libro y luego tomarse unas vacaciones, pero que sus hijos insistieron tanto, que no tuvo más remedio que acceder.

Oliver ya no era el mismo niño incapaz de pronunciar su propio apellido. No sabía donde había quedado ese pequeñajo, porque al que tenía en frente era un hombre diferente. Jeff seguía siendo él, me refiero a que con todos los años y su trabajo y sus hijos, seguía manteniendo esa esencia de él; bromista y espontáneo. Lucca también conservaba mucho del chiquillo que conocí en primaria, también divertido y dispuesto a hacer sonreír a todo el mundo. Yo, a pesar de todos los cambios bruscos que había hecho, me seguía sintiendo yo. Pero Oliver... estaba consumido por una personalidad algo más fuerte de la que recordaba, Anahí decía que también notaba esa diferencia, pero que sin duda era un excelente padre y esposo, así que el cambio no le preocupaba mucho.

Sus vacaciones terminaron, las despedidas no me gustaban y tampoco me gustaba lo silenciosa que quedaba mi casa después de haber estado con tanto barullo por un mes. Cada vez que me sentaba en el sofá recordaba las noches de películas que pasé con Evelyn, mientras ella me hablaba de un chico u otro. O los documentales que vi con Alexander, él siempre quería agregar alguna información que no estuviera allí o me preguntaba cosas, esperando que yo le pudiera responder, algunas veces podía, algunas veces no. El niño era un verdadero genio. O las largas conversaciones que tenía con Junior en la terraza, donde él me hablaba de su novia, me preguntaba sobre sexo, algo que en realidad no esperé que fuera a ocurrir. Anahí y Oliver eran muy abiertos sobre esos temas, me sorprendía que no recurriera a ellos.

—Es que... no lo sé —dijo Junior apretando la lata de cerveza sin alcohol que le había dado—. Sé que puedo hablar de esto con papá, de hecho lo hemos hecho, es solo que...

—Sigue siendo tu papá —le respondí encogiéndome de hombros—. Yo también hablaba de esto con mi padre, pero lo hablaba más cómodamente con tu abuelo, Paul era un papá sustituto para mí.

—Como tú lo eres para mí —respondió jugueteando con la lata magullada—. Es decir, sé que te gusta ser el tío divertido y multimillonario y que nunca quisiste hijos pero...

Solté una sonora carcajada y negué con la cabeza mientras lo miraba divertido.

—Multimillonario no soy —le aclaré encogiéndome de hombros—. Puedes dejarlo en millonario —moví la mano divertido quitándole importancia, él se rió—. Y no quería hijos porque ya los tenía a ustedes —sonreí pasando mi mano por su cabello—. Yo, los amo Junior, a ti, a tus primos... a tus hermanos, a todos, honestamente pensé que querría tener hijos más adelante, pero ustedes son todo lo que puedo llegar a necesitar.

-¿Lo prometes? -Lo prometoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon