Capítulo 38

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Si no he contado mal, han pasado quince días desde que mi abuelo falleció.

Y sé que no estoy contando mal.

Me dijeron que podía quedarme en la casa por unos días si no tenía ganas de ir al colegio y aunque no tenía ganas, me pareció algo sumamente hipócrita quedarme. ¿Quedarme a qué, exactamente? ¿A llorar? Ni siquiera quise ir a su entierro, nadie me creería esa historia. Jacobo es el único que no me ha hablado diferente y lo agradezco, el resto de mi entorno se ha preocupado más de lo necesario. Me conmueve, jamás me había sentido tan querida y cuidada, pero lo cierto es que no necesito los tratos especiales, me siento bien.

En estos días no he hablado con Oliver tanto como me hubiera gustado. Y tal vez lo merezco, todavía me arrepiento de lo que le dije aquella noche cuando bajé por un vaso de agua. »Pensé que ahora que tenías casa propia estarías más allí que aquí«. ¿Qué demonios ocurre conmigo?

Además de la gran ausencia de Oliver, también puedo recalcar como interesante el hecho de que por fin, hace unos días, Jacobo le dijo a Miranda que tal vez no debían continuar. Ella lo tomó... mejor de lo que esperábamos, o por lo menos yo, esperaba un berrinche, un gran problema, pero no ocurrió. Él fue sincero y aunque ella prefiere irse de la habitación cada vez que él llega, concordamos diciendo que pudo haber sido peor. Miranda ha recibió advertencias sobre su comportamiento, dicen que le hace caras a los profesores y trata mal a sus compañeros, sus padres intentan ser compresivos con ella, pero creo que tienen un límite.

Richard, él chico que uno podría creer que es quien menos problemas tiene en la familia. Pero dudo mucho que sea así, cada vez que intento sacar el tema de Felipe, él prefiere cambiarlo drásticamente, como si se tratara de un tema prohibido. No suelo pensar en la sexualidad de la gente, porque creo que es algo que no me incumbe, pero después de leer una carta como la que Felipe le escribió a Richard, no puedo evitar pensar que es adorable y que Richard se vería bien con alguien así de dulce. Antes de esa carta, yo no tenía la más retoma idea de quién era Felipe, hasta que una mañana, durante el recreo, vi a Richard hablando con un muchacho. Por lo menos diez centímetros más alto que él, de cabello castaño, ojos claros y he de decir que no tiene nada que envidiar a la sonrisa de Richard, porque la suya es muy bonita también. Cuando los vi, pensé por un momento que ese podía ser el chico de la carta, así que le pregunté a Jacobo si sabía su nombre.

-Felipe Sandoval -dijo-. Excelente nadador, casi olímpico diría yo.

Nadador. ¿Coincidencia? Richard va a nadar la mayoría de las tardes. Nunca le he preguntado si va con amigos o disfruta hacerlo solo.

Y en otros asuntos, la mamá de Oliver ha hecho muchas preguntas con respecto a Tony.

»¿Piensan salir? ¿Tienen planes? ¿Se divierten?« Nunca había tenido a alguien tan pendiente de mi vida sentimental, ni siquiera a mí me importaba tanto eso... antes. Lo cierto es que, las cosas con Tony han ido de mejor a increíble. Todavía recuerdo cuando me decían: »Él nunca estará, porque siempre pondrá a su trabajo«. ¿Hablaban del mismo Tony? No ha pasado una sola noche en el que no haya venido a verme, algunas veces unos minutos, otras veces un par de horas, el caso es que, ha estado aquí.

Las noches que pasamos viendo películas en su sofá, tapados hasta el cuello y terminando en su cama, desnudos, han sido noches buenas. Realmente buenas. Y tengo que admitir que el resto de esas noches cuando ya estoy en mi cama, acurrucada, a oscuras y sola, se me escapa una que otra sonrisa involuntaria, imprevista. Tony es un gran chico, dulce, simpático, guapo, es ese chico bueno del que se supone que debes estar muerta de amor. Es ese chico bueno del que se supone que debes estar babeando.

Y babeo, sé que lo hago.

Pero no lo suficiente.

Llevo un tiempo prudente aquí, eso me da un tiempo prudente besando a Tony, abrazándolo, pensando que es guapo y dulce. Pero no puedo sentirme enamorada, porque es algo que no puedo controlar, porque si pudiera, en verdad me obligaría a no sentir lo que siento por Oliver.

-¿Lo prometes? -Lo prometoWhere stories live. Discover now