Capítulo 19

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El camino de regreso fue silencioso, durante todo el trayecto ninguno dijo una sola palabra y sé que esto que acababa de hacer Oliver no era necesario, me refiero a que gritarle a Dulce no soluciona nada, ni el embarazo, ni el corazón roto de Miranda y ahora no hay un Marcelo para golpear, se fue, desapareció como siempre hacen los imbéciles como él.

Cuando entramos a la casa, había un silencio casi aterrador. Los padres estaban sentados con Miranda en medio y Tony hablaba por teléfono en una esquina más apartado, Oliver se recostó por la pared, Richard se sentó en uno de los sofás individuales y yo permanecí parada, con los brazos a los lados sin saber si esto me incumbe lo suficiente como para estar allí, debía ir a mi cuarto, yo no tenía nada que hacer en ésta conversación. Iba a retirarme en silencio cuando la llamada finalizó, Tony se acercó a los hermanos para saludarlos con un apretón de manos, luego se dirigió a mí, colocó su mano sobre mi cintura y me dio un beso en la frente.

—Pensé que tenías guardia de horas... muchas horas.

—Sí, bueno, la hermana de mi mejor amigo acaba de decir que está embarazada, hay enfermeras y otros doctores capaces de hacer suturas —susurró en mi oído mientras apartaba un mechón de cabello—. Una amiga la atenderá ahora en su casa, para que no tengan que ir al hospital.

—No estoy segura si quiero tener a éste bebé —dijo Miranda—. Ni siquiera he terminado el bachillerato y...

—¿Disculpa? —dijo la mamá mirándola—. Toda mi vida te he mostrado la importancia de la responsabilidad, te he hablado de condones, métodos anticonceptivos y fechas fértiles desde que tenías doce años, te he explicado mil veces cómo saber si estás en fecha fértil o no, tu padre y yo te damos dinero semanalmente, dinero que podrías haber utilizado en píldoras, he tratado éste tema con la mayor naturalidad del planeta porque no iba a engañarme a mí misma diciendo que eras una dulce paloma que solo estudia y va al cine con sus amigas, porque tuve tu edad, porque prohibirte sólo ocasionaría problemas como éstos —me pareció que Miranda se hizo más pequeña bajo la mirada de su madre—. Pero no funcionó y es irónico porque mi madre lo hizo conmigo, mi madre me prohibía salir y verme con tu padre ¿y qué crees? También me embaracé...

—Mamá... —Oliver tocó el hombro de su madre, pero ella ni siquiera lo registró—. Ma...

—Ningún extremo sirve.

—¡Tú no eras tan joven y papá estuvo contigo! Yo siquiera he terminado el colegio y no tengo la más remota idea de dónde está Marcelo... yo, no puedo hacerlo, no quiero hacerlo.

—Pues lo harás —el tonó de la mamá era tan sereno que pensé que se desmayaría en cualquier momento—. Son actos y sus consecuencias.

La mamá de Oliver salió de la casa, supongo que irán al control de Miranda, la muchacha salió casi corriendo, sin mirar a sus hermanos y su padre la siguió, miré a Oliver que tenía la cabeza agachada, parecía que miraba sus zapatos pero dudo mucho que los esté mirando en realidad, Richard en cambio estaba mandando un mensaje, posiblemente a Adriana, no sé si contándole lo que acaba de ocurrir o simplemente quería distraerse.

—¿Quieres acompañarnos? —le preguntó Tony a Oliver.

—No, no quiero ver eso.

Tony asintió con la cabeza y giró sobre sí mismo para mirarme. Tenía una media sonrisa, sus ligeras ojeras me revelaban que estaba cansado, pero sus pupilas estaban tan dilatadas que seguramente acababa de tomarse un café. Me abrazó despacio, con cuidado.

—Por favor consíguete un número de teléfono.

—Oh, ¿para qué?

—Quiero tener conversaciones largas y cursis contigo —se burló—. Descansa.

-¿Lo prometes? -Lo prometoWhere stories live. Discover now