Capítulo 21

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Fui a mi habitación cuando el pan estuvo en el horno, la mamá de Oliver me dijo que me llamaría cuando esté listo y así tendría los honores de sacarlos. Me puse con los deberes de literatura e inglés, era una pésima idea intentar hacerlos al mismo tiempo, pero si no buscaba una nueva técnica de estudios no me daría la vida para acabar todo lo que tengo que hacer. También tenía un trabajo de investigación de ciencias naturales que debía estar hecho a computadora, no estaba segura si Richard tenía una, así que esa fue mi excusa para ir a pedírsela a Oliver, porque quería verlo ya hablar con él aunque sea un poco, no me ha dicho mucho desde ésta mañana. Golpeé su puerta un par de veces pero no respondió, insistí pero fue en vano, giré el picaporte y lo vi de espaldas sentado frente a su escritorio, tenía auriculares puestos y escribía con bolígrafo, al menos no está usando su portátil en éste momento. Me acerqué con mucho cuidado de no hacer más ruido, quería saber qué escuchaba. Cuando iba a acercarme a su oreja, él se quitó los auriculares y giró con brusquedad, nuestras narices se golpearon y por instinto yo retrocedí.

—¡Oye! —grité con acento nasal ya que apretaba mi nariz con los dedos—, eso dolió.

—¡Oye tú, que no tocas! —respondió el riendo apenas.

—¿Disculpa? Toque unas quinientas veces.

—No te escuché —no era necesaria la aclaración—. ¿Te ayudo?

—¿Me prestas tu portátil? Tengo tarea.

—Claro —su silla tenía ruedas, así que con un empujón llegó hasta su cama, donde estaba su portátil—. La contraseña es... te lo anoto en un papel y tú lo guardas.

—Esa es una mejor idea —de pronto recordé a Candelaria y el antiguo grupo de amigos de Miranda, quería saber qué opinaba él al respecto—. ¿Conoces a Candelaria, no?

—Y a Samuel, Aarón, Meredith y Jacob —citó mientras escribía en un papel lo que creo es su contraseña—. Y supongo que tú también, porque Aarón casi te saca a estirones del auto ésta mañana.

—Creo que Jacobo ya no forma parte del grupo.

—Como mi hermana —él se encogió de hombros—. ¿Son tus amigos?

—Compañeros —corregí rodando los ojos—. ¿Sabes lo que pasó entre ellos?

Lo pensó un momento, por supuesto que sabía. Lo que no sabía era si podía contármelo o no.

—Miranda se llevaba bien con todos, pero en ese entonces Candelaria y ella eran mejores amigas, no había un grupo como tal, pero lo que ocurrió es que a las dos les gustaba Jacobo, primero se prometieron que ninguna saldría con él, luego Jacobo se declaró a Candelaria y aunque ella lo rechazó la primera vez, él insistió y terminó por aceptar, eso las separó.

Asentí con la cabeza mientras miraba alrededor, así que esa era la versión oficial, supongo. Me senté en la cama de Oliver, él siguió escribiendo, al parecer no le molestaba mi presencia, me acosté en su cama, la tarea podía esperar un poco más, su sábana olía a él, su almohada olía a él, es más, creo que mi almohada también huele a él. Cerré los ojos y me sentí relajada, como si algún disgusto del día en realidad no fuera la gran cosa. El colchón se hundió a mi lado y sólo por el aroma supe que era Oliver, abrí los ojos para mirarlo, pero él los tenía cerrados, sus manos estaban sobre su pecho y su semblante no era serio, no pude evitar sonreír.

—¿Es lindo, sabes? —entonces el abrió los ojos para mirarme—. Estar aquí, ir al colegio, tener compañeros, hasta hacer tareas.

—No te irás Ana, lo sé.

-¿Lo prometes? -Lo prometoWhere stories live. Discover now