Capítulo 29

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Jeff salió del cuarto para que yo pueda vestirme, mientras me acomodaba la falda me preguntaba qué demonios iba a decirle a Jeff. ¿Miranda le gusta? ¿Desde cuándo? No creo que Oliver le golpee por algo como eso, me refiero a que es tierno. Jeff es un buen chico y Miranda merece un buen chico. Le dije que podía pasar y cuando lo hizo, la mirada ausente había sido reemplazada por una mirada animada. Lucía como siempre luce Jeff.

—Te ves muy bonita —dijo señalándome vagamente con el dedo—. Conocerás a los padres de Tony eso es... un récord.

—¿Quieres que hablemos de Miranda? —sé lo que hace, evita la conversación para no sentir más pánico, yo lo hago ahora con respecto a la cena con los padres de Tony—. Aún tengo tiempo y...

—No —interrumpió—, creo que solo necesitaba decirlo, ya sabes, sacarlo de aquí —colocó su mano sobre su pecho y luego sonrío, pero sin ganas—. He perdido la cuenta, ya no sé hace cuanto tiempo que la amo, podría jurar que me siento así desde que la conocí.

—¿Oliver lo sabe? —negó con la cabeza tan bruscamente que creo que no quiere que Oliver lo sepa—. Quieres hablar de esto Jeff y dicen que soy buena escuchando a los demás, así que...

Mi celular empezó a vibrar sobre la mesita de luz, cuando la pantalla se prendió pude ver que se trataba de Tony. La idea de que cancelara la cena con sus padres cruzó como una estrella fugaz por mi mente, él siempre tiene responsabilidades, compromisos, asuntos de imprevisto, no me sorprendería y dados los nuevos acontecimientos con Jeff y el pánico que he empezado a sentir las últimas horas por conocer a sus padres, podría decir que hasta me sentiría aliviada.

—Hola —me esforcé para sonar tranquila—. ¿Cómo estás?

—¡Hola guapa! —él sonaba animado, él sonaba relajado, él sonaba tranquilo ¿por qué?—. ¿Bien y tú? ¿Estás lista?

—Si, súper lista —miré a Jeff de reojo mientras él se distraía con mis cuadernos—. ¿Ya vienes?

—Paso por ti en diez minutos.

La conversación siguió por unos segundos más y luego nos despedimos. Miré la pantalla del celular hasta que se oscureció y pude notar que la mano me temblaba. No hubiera sentido todos éstos nervios si Miranda, Jeff y los demás se guardaban sus comentarios. Los padres de Tony, ahora hasta cuando lo pienso suena importante. Son doctores, su hijo es un doctor prodigio y su hija estudiante de medicina, ellos esperarán algo grande de mí y yo no soy grande. Soy pequeña, diminuta, casi imperceptible y nunca me había sentido así hasta éste momento.

—Tal vez si sigues temblando así, consigas que la cena se cancele.

—No quiero que la cena se cancele —respondí para convencerme más a mí que a Jeff—. ¿Por qué querría eso?

—Oye —su sonrisa era su sonrisa de nuevo, la sonrisa de Jeff, despreocupada y divertida—. Decimos que es la gran cosa porque los padres de Tony siempre están ocupados, es genial que los conozcas, no te preocupes, son personas increíbles, cuando tenía doce años les pedí que me adopten, no lo dijeron, pero sé que lo consideraron —se encogió de hombros como si lo que acababa de decir fuera lo más serio que ha dicho en su vida, eso me hizo reír y me sentí bien, porque reír ayudaba con ese temblor en mis manos—. ¿Qué te preocupa?

—No ser lo suficientemente asombrosa —solté sin pensarlo dos veces.

—Pero tú eres asombrosa —colocó su mano sobre mi espalda y me empujó ligeramente para que saliéramos del cuarto—, no dejes que el hecho de que sean una familia ocupada te afecte, son personas simples, divertidas y muy buenas, tú relájate.

-¿Lo prometes? -Lo prometoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora