Capítulo 12

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Estaba sentada en un banco, comiéndome un sándwich de verduras que traje de la casa, le preparé uno a Oliver y otro a Richard. Ésta vez Rubén no se acercó a mí, lo vi desde lejos, estaba con un grupo de muchachos, riéndose de quien sabe qué, seguro algún video porno extra que haya hecho. Miranda no vino al colegio, el papá tenía una junta importante a la que no podía faltar y no querían que la mamá se quedara sola en el hospital. Desee tener mi celular para preguntar como seguía Florencia, pero aún no me había conseguido un número. Cuando terminé de comerme el sándwich, alguien se sentó a mi lado, desee que no fuera Rubén y afortunadamente no lo era. Richard estaba bebiendo un refresco y arrojó la lata en el basurero que estaba a unos metros, practicará natación pero también tiene una buena puntería.

—¿Cómo estás? —preguntó.

—Bien —sonreí—. ¿Y tú? ¿Por qué no estás con esa niña? Siempre te veo con ella, ¿cómo se llama? ¿Andrea? ¿Antonella?

—Adriana —corrigió, se sonrojó y eso me provocó ternura—. Está con sus amigas, no quiero que piensen que me la quiero robar o algo —murmuró.

—Pero sí que quieres —eso lo hizo reír—. ¿Sabes algo de tu hermana?

—Hablé con Tony —sentí que mi corazón se aceleraba—. Me dijo que está bien, cuando vayamos a casa ella ya estará allí —parecía desanimado—. Me asusté, desde que Florencia nació ella ha sido el centro de todos, la hemos cuidado y protegido tanto que cada vez que tiene un morado nos sentimos fatal —hizo una pausa—. ¿Sabes? Hasta hace unos meses ella aún se iba a mi cuarto por la madrugada si tenía sed, me pedía ayuda, dejó de hacerlo hace un tiempo, empieza a sentirse independiente y eso me deprime.

—¡Oh, preciosura! —dije abrazando a Richard—. No puedes evitar que tu hermana crezca, no puede guardarla en un pote —eso pareció deprimirle aún más.

La campana sonó y nos despedimos, él tenía clases en el bloque de secundaria, yo estaba en el bloque de bachillerato, así que caminé hacia la izquierda. Cuando llegué al salón me senté en mi pupitre, me sentía una más de ellos. Pensando en tareas, exposiciones, entregas y pruebas, mi primera prueba es la semana que viene, es muy importante porque debo hacer por lo menos el noventa por cierto para terminar con un buen promedio. Los profesores ya me iban pasando los proyectos que les debía entregar para obtener puntos, tengo que empezar a entregarlos en quince día. Me sentía frustrada, yo nunca hacía tareas, los profesores simplemente me dejaban pasar de curso. La clase de historia fue horrible, la hora parecía no pasar. Matemática fue la peor parte del día o eso pensaba... hasta que tuve química. La campana de salida sonó y me sentí libre, ya no era capaz de escuchar a ningún profesor. Guardé mis cosas y salí del salón, no estaba segura si Oliver iba a pasar por mí o me iría con Richard. De hecho cuando vi a Richard iba a correr hasta él, pero a su lado estaba Adriana, de inmediato me detuve, por supuesto, él siempre la acompaña. Busqué a Oliver en el lugar de siempre, pero no lo vi. Pensé que tendría que ir caminando, no era un problema, conocía el camino... más o menos.

—¿Te llevo?

Conocía esa voz. Mi corazón empezó a latir con fuerza de nuevo. Sentía mis mejillas calientes y el cuello me picaba, no quería voltear, así que me quedé en ese mismo sitio, con los brazos caídos y los pies pegados al suelo. Quiero desaparecer. Quiero desaparecer. Quiero desaparecer.

Tony se colocó frente a mí, vestía una camisa azul marino con unos jeans, tenía el lente de sol colgado por el cuello de su camisa. Se veía bien, tenía una mano en el bolsillo y con la otra sujetaba su celular. No fui capaz de abrir la boca, quería salir corriendo pero tampoco pude hacerlo. Nos quedamos allí, frente a frente, en ese momento quise asesinar a Oliver, estaba segura que esto había sido idea suya. Me froté la frente con los dedos y caminé en dirección opuesta a la de Tony, enseguida me tomó del brazo y yo me detuve.

-¿Lo prometes? -Lo prometoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora