Capítulo 16

362 52 8
                                    

¡Qué demonios había hecho! Con todo eso que dije lo más probable es que se desquite con Edmundo y no es que me importe, sólo me parece que no es justo que mi hermano pague los platos rotos, miré a Oliver y éste tenía la cabeza agachada. ¿Y ahora qué?

—¿Cómo puedo saber si Edmundo está bien?

—No le pasará nada.

—¿Cómo estás tan seguro de eso?

—El programa supervisa a tu familia, si Gustavo logró tener el teléfono de Edmundo, es porque él se lo dio, tu hermano está bien.

Guardó la sábana en el maletero y subió al auto, supongo que eso significa que la salida llegó a su fin, no es lo que imaginaba para ésta noche. Primero Marcelo, luego Gustavo. Todo fue un desastre, tal vez si íbamos a la fiesta esto no habría pasado o tal vez sí, pero sería diferente, no sé si diferente mejor o peor.

—Lamento que la salida haya sido todo un fracaso.

—No fue un fracaso —ni él sonaba convencido—. Pero tampoco ha sido la mejor.

Me sentí mal, apoyé la cabeza por la ventanilla y esperé pacientemente y con los ojos cerrados a que arrancara, pero eso no ocurrió, sentí que me observaba así que abrí los ojos para mirarlo y efectivamente su mirada estaba clavada en mí.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—Te ves muy bonita, tal vez aún podamos ir a esa fiesta y presumirte con mis compañeros ¿qué dices?

No dije nada, no quería que notara que me emocionaba la idea de ir a una fiesta con él, quería saber que tan divertido podía ser en una situación así. Él interpretó mi media sonrisa, así que no volvió a preguntar. No sé si el camino se me hizo muy corto por la cantidad de tonterías que hablábamos o porque el lugar no era lejos de dónde estábamos. Oliver estacionó el auto a un costado y ambos bajamos. ¡Tremenda mansión! Él me ofreció su brazo y yo acepté, entramos a la casa y la cantidad de gente era impresionante, la música estaba a todo volumen y las personas bailaban como si nadie las estuviera mirando o como si se sintieran orgullosos de sus pésimos movimientos. ¿Pero quién me creo yo para juzgar?

—¡Miren quien llegó! —oí que dijo una chica—. Señor Carreira... nos halaga con la presencia de su espectacular trasero.

—Hola Jane —sonrió rodando los ojos.

—¿No te acompaña Dulce? —dijo como si no viese que yo estaba a su lado.

Él negó con la cabeza.

—Ella es Anahí.

—¿Es tu prima? —él negó con la cabeza de nuevo—. ¿Tu nueva novia? —nos guiñó el ojo a los dos y él volvió a negar—. ¡Oh, ya sé! Es la chica que se queda en tu casa, lo había olvidado.

—¡Bingo! —murmuré, la música estaba fuerte pero Oliver pudo escucharme, su sonrisa se amplió.

—Mucho gusto Anahí, perdona, es que no lo había pensado, Oliver nunca sale con las personas que se hospedan en su casa, mi nombre es Jane —me plantó dos besos en las mejillas antes de que pudiera decir algo—. Espero que no te aburras con este muchachito y si es así, búscame guapa.

La joven desapareció despidiéndose con la mano, miré a Oliver esperando a que me dijera quien era ella, sólo por curiosidad.

—La que organiza las fiestas —dijo como si hubiera leído mis pensamientos—. Te agradará.

—Pues si me aburres no tendré otra opción que ir a buscarla y dejarte a ti y a tu espectacular trasero.

Soltó una carcajada que le llegó a los ojos, me encanta escucharlo reír tan sinceramente.

-¿Lo prometes? -Lo prometoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum