Capítulo 16

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Al pasar las semanas el ambiente se ha vuelto más tranquilo, incluso mejor al ver que ella practica más el ruso. No será tan fluido, pero lo intenta. Chris y yo hacemos lo mejor por ayudarla.

No vi a Evangeline en todo el día, me parecía bastante inusual e incluso llegué a preguntar por ella con Dasha, Karyme y Sharon. Fue hasta que un compañero suyo del área de pintura me dijo que ella se había quedado en el aula, fui hasta allá atravesando medio campus. Cuando llegué y abrí con lentitud la puerta, me percaté de que ella estaba mirando un lienzo, parecía frustrada e incluso enojada. Su pulgar se encontraba en su labio inferior y con un lápiz en su mano parecía calcular la medida de su futura obra.

—¿Y ahora?

Se sobresaltó al verme entrar, de cualquier manera me sonrió con nerviosismo y bajó las manos a sus costados.

—Estoy algo... atareada

—No te he visto en todo el día

—Si... es que estoy algo seca del cerebro —se rió, pero realmente parecía que le costaba hacerlo

—¿Te preocupa algo?

—¡Ah! No se me ocurre nada, absolutamente nada para pintar

—Pero debe ser fácil para ti, me dijiste que te gusta pintar

—Sí lo es... o bueno, solía serlo

La miré confuso y ella carraspeó.

—En Londres solía pintar la mayor parte del tiempo pero... bueno, ignora eso. El profesor me dijo que quería una pintura exclusivamente de un color primario y por desgracia me tocó el rojo

—Pero el rojo es apasionante ¿No lo crees?

—Lo sé, pero prefiero el azul

Volvió a bufar frustrada, realmente parece seca de ideas.

—Bien... —me encaminé hacia ella desabotonando mi camisa, sus ojos se abrieron como platos y las mejillas comenzaron a enrojecerse

—¿¡Qué demonios haces!?

—¿No es obvio? Seré tu lienzo

Ella niega con la cabeza y extienda las palmas de sus manos. Retrocede un paso, sin embargo yo ignoro eso hasta llegar a ella.

—Tienes una maldita manía de desvestirte —expresa nerviosa — ¡Cúbrete!

Negué, tomando de su mano para que la colocara sobre mi pecho. Cuando sentí sus dedos fríos en mi piel, sentí el escalofrío recorriendo mi espina dorsal, pero al mismo tiempo el corazón acelerarse y calmarse conforme el desliz de su mano sobre mí.

—Alex... —dice nerviosa, mirándome a los ojos —de verdad, esto no es necesario... las personas pensarán que-

—En este momento soy todo tuyo —le digo burlón, brindándole un golpecito sobre la cabeza — anda, pinta en mí...

Traga saliva con dificultad y contempla mi clavícula. Hunde las yemas de sus dedos en mi piel con delicadeza.

—Evy, ¿todavía te falta inspiración? —reí, pensaría que todo artista busca un modelo para pintar. Miguel Ángel lo hacía, ¿Por qué ella no?

—Es... es que no me gusta que me vean dibujar, me da pena —agacha la mirada —no me veas

Decirme algo como eso es inaudito, yo siempre hago lo contrario y no me gustaría perder cada trazo de lo que ella haga. Me limité a guardar silencio por un breve momento y suspiré.

—¿Te gusta alguna canción? —le digo

—Ah... —dice confusa — me gustan varias... ¿Por qué?

Alexander, memorias de un violinista (#2 Saga Amor entre acordes) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora