Capítulo 51

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—¿Por qué tardaste tanto? — esa espantosa y aguda voz de Annie revienta mis tímpanos — ¿Sabes lo nerviosas que estábamos? En cualquier-

—¡Cierra la puta boca Annie! — exclama Yerik, haciendo que Annie se encoja de inmediato — Sergey, ¡Conduce de inmediato!

—Sí, joven Ivanenko...

Me postraron de rodillas mientras amarraban mis muñecas. El dedo frío de Annie bajo mi mentón para obligarme a verla me dio escalofríos.

—Ya no eres tan rudo, ¿eh? Alexander

—Púdrete

—Y-Yerik... — Dayana habla en un hilo de voz. Él la observa seriamente. — no... ¿no crees que... que esto ha llegado ya... —baja la voz, puedo deducir por sus manos que está asustada — ah...

—Escúpelo sin titubeos

—Lo que quiero decir... es, ah... que creo que esto ha l-llegado — guarda silencio, cabizbaja y jugando con sus pulgares. — muy lejos...

—Sergey, detén el auto —la furgoneta oscura frena de golpe, la mirada de Yerik se vuelve aún más tenebrosa junto al semblante serio. Annie en cambio lo mira con angustia

—No le hagas caso Yerik... —dice nerviosa — ella siempre ha sido muy estúpida, no sabe lo que dice, quiero decir, ni sus padres la soportaban ¿sabes? —comienza a reír estúpidamente — yo sol-

—¡QUE CIERRES LA PUTA BOCA ANNIE! — le apunta sin titubeos, ella empalidece de inmediato — lejos...

Mira hacia Dayana, dedicándole un gesto oscuro en su mirar. Acechándola como un auténtico lobo lo haría.

—¿Tú crees... que esto es lejos? — ríe en voz baja — lejos... —acaricia su mejilla con la punta de la pistola. Me estremezco, siempre he visto a Yerik como alguien misterioso, silencioso y demás... pero jamás como esto, como un asesino a sangre fría y peor aún, como un psicópata — Princesa, lejos es la última palabra con la que definiría esto... es el principio ¿o qué?

La mira por un breve momento, los ojos de ella se cristalizan rápidamente y entonces, él suelta una enorme carcajada.

—Oh, espera... espera, ya entiendo, ¿te da miedo ver a tu príncipe en estas condiciones? ¿Es por él?

Los labios de Dayana tiemblan. Yerik entonces retrocede para sujetarme con brusquedad por el cabello y obligarme a observarla. Realmente no tiene piedad, ni en sus palabras, ni en sus acciones.

—¿No te gusta ver a tu príncipe en estas condiciones? ¿eh? ¿es eso?

Ella guarda silencio.

—¡QUE RESPONDAS MALDITA SEA!

Niega con la cabeza a medida que sus lágrimas resbalan.

—Eres una idiota, ilusa... eso es lo que eres, ¿qué creíste? ¿qué este pedazo de mierda te querría a ti? Solo mírate... das asco, repudias a cualquiera que te vea y dudo mucho que alguien se fije en una escoria como tú. Solo piénsalo, este idiota prefirió mil veces más a una chica que no es de aquí, una guapa... una de buenos modales y de buen cuerpo ¿tú que tienes? ¡Nada de eso! — estalla en carcajadas al verla sollozar en voz baja— eres insignificante, estúpida e inútil, ¿cómo podrías servirle a alguien? Lo mínimo que deberías hacer es cerrar la boca diciendo que he llegado demasiado "lejos"

Me suelta de golpe y suelto quejidos.

—Esto no es nada princesa... — acaricia su mejilla con el cuero frío de sus guantes sin disipar esa sonrisa temible de su rostro — ya, ya... no llores, después podrás compensarme tu desobediencia ¿sí? —acaricia sus párpados y luego posa sus dedos bajo su barbilla. Estrujándola con fuerza para que lo mire — me gusta verte gritar... es divertido

Alexander, memorias de un violinista (#2 Saga Amor entre acordes) EDITANDO Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon