Capítulo 42

370 39 0
                                    

—Estabas haciendo un disturbio en el aeropuerto... —Annie apaga el televisor y suspira con pesadez. Da media vuelta para observarme de pies a cabeza —eres un idiota... con esto tu reputación se irá al caño...

—Me llamaste solo porque Dayana me buscaba para acompañarla a la cafetería ¿Te das cuenta de quién es la idiota en este caso?

—Cierra la boca —pone sus manos sobre su escritorio, respira profundo mientras acaricia sus sienes y luego me observa —¿Qué hacías ahí?

—No te interesa

—¿¡Qué hacías ahí!?

Suelta un puñetazo en la mesa, su comportamiento de bestia no me sorprende en absoluto, al contrario... la hace ver ridícula.

—Iba a despedirme de alguien... es todo

—¿De alguien? —analiza mis palabras, una y otra vez hasta que finalmente ríe irónicamente —¿De verdad? ¿Tras esa inglesa?

—Te da igual Annie

—Eres un rogón, eso es lo que eres...

—Sigo sin entenderte

Me mira confusa.

—¿Respecto?

—¿Por qué esa necedad de querer casarme con Dayana? De entrometerla cada vez que puedes

—¡Porque quiero! Así que cállate y dime ¿por qué demonios fuiste tras esa inglesa?

—Antes de novios fuimos amigos... era lógico que yo quisiera despedirme de una amiga... —me encogí de hombros.— es todo

—¡Pe-

Antes de que diga algo, su celular timbra y ella empalidece. Contesta, apenas dice el nombre pongo cara larga.

—Yerik, si, si... pasado mañana... ah, sí... es justo antes del día de su cumpleaños, así lo programó Eveshka

Sinceramente preferiría de todo antes que celebrar mi cumpleaños, si por mí fuera pospondría mi presentación hasta ese día... pero no puedo hacerlo. Además, yo lo esperaba con ansias por el hecho de que Evangeline estaría conmigo pero ahora que se ha ido, ahora que mi pequeña gatita se ha dado la vuelta; ni ganas para pelear ni de celebrar tengo. Será otro cumpleaños de mierda como siempre.

—Te veremos ahí, adiós

Suspira con pesadez.

—¿Cómo lo conociste?

Ella me devuelve una mirada confusa, pongo los ojos en blanco.

—A Yerik... ¿Cómo supiste de él?

—No te incumbe

—Fue eso o él te encontró a ti

No dijo nada, cosa que me hizo suponer que tenía la razón.

—Recuerda llegar puntual el once en el teatro, la prensa no tardará en preguntar por ti o hacer espectáculo... ¿entendiste?

Asiento.

—Qué extraño —alza la ceja y me dedica una sonrisa burlona —otras veces alegas demasiado, ¿De verdad eres tú?

Me encojo de hombros.

—Estoy... desganado, es todo

Alexander, memorias de un violinista (#2 Saga Amor entre acordes) EDITANDO Where stories live. Discover now