Capítulo 48

387 42 0
                                    

Al anochecer, el teatro ya se encontraba casi lleno. Mis manos sudan sin parar, sé lo que voy a hacer y me dije a mí mismo que sería firme en cuanto a mi decisión, pero eso no quita el hecho de que esté nervioso. Después de almorzar con Wendy, fui por un viejo violín color negro de cuerdas elegantes, no negaré que realmente quería tocar con el violín de mamá. Pero ese es mi castigo, supongo. Mis tíos llegaron muy rápido para prepararme, toqué unas cuantas veces más y Eveshka no dejó de acomodarme una y otra vez la corbata. Gregori, a pesar de que me dijo que debía jubilar a mi viejo violín, lo trajo consigo en su respectiva maleta. Será viejo, pero no le quita el hecho de que es especial y significativo para mí.

—Recuerda, no uses tonos tan agudos, procura mantener el ritmo de la primera estrofa —dice Gregori a medida que me acompaña al escenario —mantén tu brazo a unos cuarenta y cinco grados, el arco nunca debe cambiar su postura elegante, siempre trata de-

—Tío, lo sé —le respondí sonriente, deteniéndome en seco. —haré mi mejor, lo prometo

—Lo siento Alex... es que, hablamos de ancianos con gustos extremadamente sofisticados, no quiero que te hagan picadillo con sus reseñas absurdas

—Procuraré que se la pasen bien

—Solo quiero que recuerdes, que aunque alguien del público te diga que no lo haces bien o no eres realmente bueno en eso... no es cierto, eres más que un simple comentario ¿sí? yo creo en ti, en que podrás callarles las bocas incluso sin proponértelo

Asentí y él me miró con orgullo.

—Tu madre estaría tan orgullosa de verte...

—¡Alex! —interrumpe Eveshka, atareada —te busca Wendy, ya va a ser hora

—Voy —miré a mi tío —lo sé, yo me siento orgulloso de ser su hijo... nos vemos en un momento

Camino solo unos cuantos pasos cuando me topo de frente a Wendy. Estaba por decirle algo cuando ella sonrió de oreja a oreja y tras ella, un par de chicas que reconozco perfectamente. Minzy y Jessy gritan de emoción y me saltan encima.

—¡Alex! ¡Después de mucho! —me estrujan en un enorme abrazo, casi asfixiándome — ¡No podemos esperar más! ¡Te deseamos la mejor de las suertes!

Me brindaron besos en las mejillas y se retiraron, dando brincos de emoción.

—Desde siempre han estado enamoradas de tus hoyuelos... —dice Wendy, burlona —¿Qué esperas? Ya es hora

—Te ves muy guapa Wen —le sonreí y acaricié sus hombros descubiertos —el rojo definitivamente es tu color...

Ella se ruborizó. Cuando niños casi nunca la veía con vestidos, pero siempre pensé que ella lucía muy bonita cuando se ponía uno. Ahora que hemos crecido, puedo decir con certeza que es muy guapa.

—Gracias por todo

Avanzamos hacia el escenario sin decir más. Las luces se apagaron, las cortinas estaban bajas, eso hasta que me paré en medio y entonces... tanto las luces como las miradas estaban puestas en mí. En primera fila Dayana junto a Annie. Busqué a Evangeline, o a Chris, pero me resultaba casi imposible. Los aplausos no se hicieron esperar.

—Buenas noches, damas y caballeros—Wendy sonríe al público, su postura firme bajo las luces le da un toque elegante y atrevido. —Para mí es un honor presentar a un chico tan talentoso frente a ustedes —expresa con orgullo— por supuesto que para formar la misma obra de perfección en persona siempre tuvo que haber un buen par de alfareros para esculpir majestuosamente dicha escultura. Bienvenidos sean Eveshka Lorak Ivanov y Gregori Volkov Belyaev—extiende la palma de su mano hacia mi dirección, presentándolos conforme ellos avanzan hacia el escenario y la gente aplaude—Aludidos sean, es una fortuna tener a dos maestros excepcionales en cuanto a danza y música, no me sorprende que el fruto de ambos sea inigualable

Alexander, memorias de un violinista (#2 Saga Amor entre acordes) EDITANDO Where stories live. Discover now