Capítulo 47

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—No hagas eso de nuevo

Mi tía cierra las cortinas mientras la observo desde la orilla de la cama, su humor cambió cuando pasamos a cenar en su restaurante favorito antes de llegar a la casa de ellos. Mi tío ya se encontraba dormido y justo cuando yo iba a conciliar el sueño, ella llegó.

—Lo siento, no volverá a pasar

—Alex... estoy muy preocupada —se gira sobre sus talones para observarme —Annie llamó esta tarde para preguntarme por ti... no sé qué hacer —me mira con frustración —no quiero esto para ti, no quiero que te lastime

—Tía —me puse de pie al ver que sus ojos se llenaban de lágrimas y estaba al borde del llanto. Puse mis manos sobre sus hombros y la miré fijamente —me encargaré de que esto se acabe... lo prometo

—¿Cómo lo harás? Esas tipas están locas

—Ellas prácticamente están amenazando en revelar mi información personal con tal de que me case con Dayana... y si yo... ¿Y si yo dijera la verdad al público?

Su expresión cambió radicalmente.

—No, ni se te ocurra

—Pero-

—No, y no se te ocurra desobedecerme ¿me oyes? Será peor que solo las amenazas de Annie... ahora la prensa te comería vivo

Guardé silencio, ahogando un suspiro lleno de pesadez.

—Prométeme que no harás una locura como esa Alexander...

Le esbocé media sonrisa, pero ella no quitó el semblante serio.

—No te escucho...

—Lo prometo... —acaricié con mis pulgares la piel de sus hombros descubiertos y ella relajó las cejas

—Eres todo para mí Alexander —puso sus manos sobre mis mejillas y las acarició junto a una mirada llena de cariño — no podría soportar si alguien te hiciera daño... a ti y a Gregori...

Asentí y ella sonrió.

—Gracias mi niño —me plantó un beso rápido en la mejilla, se separó con una mirada decaída. Quité mis manos de sus hombros y la vi encaminarse a la puerta. —Que descanses...

—Igualmente tía... descansen

Me dedicó una última sonrisa antes de cerrar la puerta a sus espaldas. Me quedé ahí, en medio de la lujosa habitación, viendo por debajo de la puerta como el umbral se apagaba. Caminé hacia la ventana, descubriendo solo un poco las cortinas y maravillándome con la hermosa ciudad de Moscú. Suspiré contra el vidrio. Yo no quiero que mi vida sea así, ya no. Ni teniendo inseguridades por quién soy realmente, ni guardando rencor o siguiendo órdenes para ocultar a mí verdadero yo...

Vas a matarme el día de mañana tía, pero solo por esta vez no planeo cumplir una promesa. Lo único que me queda esta noche es pensar en cómo he de mover las piezas del ajedrez para lograr un jaque mate perfecto. Evitando, por supuesto, que mi contrincante... en este caso Yerik; mueva una pieza antes y termine por comerse a quiénes realmente me importan.

~*~

No concilié el sueño como hubiera querido, pero al menos pensé en lo que haría al llegar al teatro. Pensé seriamente en que Annie no es el tipo de mujer que le gustaría quedar en mal frente al hombre que "ama" de no ser así, no habría amenazado para no decirle nada a Gregori. Además, Dayana puede perder los estribos... pero quiero creer que no sería capaz de jalar un gatillo. Siguiendo con Yerik, sinceramente es un rival bastante impredecible, jamás le ha gustado perder pero... estando en medio de una multitud lo menos que buscaría sería llamar la atención y eso puedo creerlo ya que desde niño siempre ha sido así.

Alexander, memorias de un violinista (#2 Saga Amor entre acordes) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora