Capítulo 45

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Al salir, me encontraba disgustado por tener que traer puesta la chamarra de Evangeline. Es muy pequeña, no es de mi estilo y a duras penas puedo respirar. Literalmente me obligó a ponérmela.

—¡Buenos días! — exclama Mike con brazos abiertos recargado en el cofre de su auto. Mira a Evangeline y le sonríe con la ceja alzada—¿Dormiste bien? Si sabes a lo que me refiero —forma un corazón con ambas manos mientras alza los labios, pero Chris le da un golpe en el hombro

Ella ríe.

—Puerco, los sustos en Estados Unidos debieron calmarte, pero en lugar de eso te volviste más-

—Ah, ah, ah, hermanito—sacude con rudeza el cabello de Chris, él intenta quitárselo de encima y le mira con el entrecejo fruncido— llegué con más ganas de vivir como no tienes idea, por eso estoy feliz de estar con mi familia y tus amigos

—¡Ug!, como digas...

Al mirar hacia Chris, su sonrisa se desvaneció de inmediato y bajó la mirada. Me acerqué hacia él y suspiré antes de decirle algo.

—Hey Chris, tengo que hablar seriamente contigo

Pasó su mano por detrás de su nuca. Gesto que hace únicamente cuando está muy nervioso.

—¿Cómo podemos ser serios si traes esa chamarra?

Rodeé los ojos como canicas, ya sabía que esta apariencia no me iba a ayudar en nada. Me limité a carraspear y fruncir el entrecejo.

—Tsk, ignora mi apariencia, lo que tengo que hablar contigo es importante

—Este... mira, sea lo que sea que quieras decir yo n-

—Lo siento, lo siento mucho

Rápidamente alzó la vista, abrió los ojos como platos dejando caer sus brazos a los costados.

—¿Eh?

—Fui muy inmaduro—me miró como si quisiera intervenir pero continué —Soy muy orgulloso y en definitiva yo...

—¿Tú... qué?

—Yo...

—¿Tú?

Diablos, como me cuesta aceptar mis errores. Aceptar que me equivoqué es de las cosas más difíciles de pronunciar. Incluso para pedir perdón.

—Yo...

—¿Ajá? —alzó la ceja, impaciente

—Este... yo

—¿Tú? ¿Qué?

—Demonios Chris, no me presiones —desvié la mirada, esto me está costando más de lo que pensé

—¿Pero tú... qué?

Su tono de voz era de impaciencia, suspiré y lo miré nuevamente.

—Me sentí muy solo sin tener a mi mejor amigo conmigo, sin oír sus chistes malos y sin su risa escandalosa que se escucha a kilómetros de distancia, debí ser sincero contigo... pero es difícil y lo siento, en verdad Chris, te estimo demasiado y tu amistad significa mucho para mí... y respecto a lo que dije aquella vez, no es cierto... eres importante en mi vida, jamás me arrepentiría...

Parecía procesar lo que acababa de decirle, pronto vi como relajaba su semblante y la manera en la que sus ojos se volvían como los de un borrego. Se empañaron de lágrimas y sin dudarlo se me abalanzó, estrujándome con fuerza. ¡Ayuda! Si de por sí no puedo respirar por la chamarra ¡Con esto menos! Después de dejarme en el suelo me brindó un tremendo golpe en el pecho, tan fuerte que me encorvé y solté el aire de golpe.

Alexander, memorias de un violinista (#2 Saga Amor entre acordes) EDITANDO Where stories live. Discover now