Capítulo 43

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Llegar al pequeño bar y encontrarme con aquel hombre de avanzada edad, arrugas en la frente e incluso por debajo de los párpados y sin olvidar por supuesto su cabellera blanca como copos de nieve, fue tan cálido y acogedor como la primera vez que me aceptaron en su hogar. No dudó en estrujarme con firmeza, recibirme con emoción e invitarme a sentarme en la barra para conversar hasta ponernos al día.

—Hijo, ¿cómo has estado?

—Bien... muy bien, de maravilla...

—¿De verdad? —Fredek me mira detenidamente y lo evado mirando al suelo

—Padre... ¿Puedo pedirte algo?

—Pero claro, lo que desees siempre se te dará

—Podrías... ¿Darme algo de beber?

—¿Cómo? —alzo la vista y me mira sorprendido —¿Quieres tomar?

—Un trago... solo eso

—Pues... no es que no quiera dártelo, es solo que...

—¡Padre! —exclama Markov al llegar —te solicitan para firmar el recibo, ya están los nuevos licores en la entrada

De pronto mira hacia mí y sus ojos brillan enormemente.

—¡ALEKSI! —corre rápidamente y me estruja hasta comprimir mis pulmones

—¡M-Mar- AH ¡MARKOV! ¡ME ESTÁS ASFI-

—¡Lo siento! —me dice sonriente y emocionado, soltándome al instante —es que hacía tanto que no te veía, bueno... no frente a frente... no me he perdido ninguna de tus presentaciones ¡Joder! —me da un golpe en la espalda, mi aliento se va junto con éste —eres un ídolo, ¡Me encantaron tus canciones!

—Gra... ¡ah! —me encorvo, su mano es tan pesada... siento que incluso mi espalda podría acalambrarse. —cias...

—¿Y qué te trae por aquí?

—Es que... —digo, recuperando mi compostura —estoy algo tenso, no sé que hacer y necesito estar fuera de mis cinco sentidos para pensar...

—¿Cómo?

—Ten —me dice Fredek, dejando un jarrón enorme sobre la barra mientras me mira fijamente —es vodka... no tengo otras bebidas, pero supongo que si lo pides es porque ya lo sabes controlar... solo espero, hijo... que esto no te afecte

—¿Por quién me tomas padre? —le sonrío y sujeto el tarro —no es como que enloquezca ¿sabes?

—No lo sé Alexander...

—Tú tranquilo... yo sé lo que hago

~*~

—¡MARKOV! DAME LA PUTA BOTELLA ¡QUIERO EMBORRACHARME! ¡ESO QUIERO!

—¡NO! Estuviste a punto de miarte en la planta ¿¡Qué carajos!?

—¡Dame la jodida botella!

—¡No!

—Eres muy... —gruño y lo miro malhumorado —muy gallina...

—¿Cómo me has dicho?

Le miro desafiante y sonrío.

—Sí, tienes miedo —me acerco a él y le abrazo con fuerza. Es más alto que yo, así que elevo mi vista y muerdo mi labio inferior —¿lo hueles? —olfateo su abrigo, él me mira raro e intenta quitarme de encima —es eso Mark... hueles a miedo, yo lo sé, yo lo huelo, yo lo calculo TODO... ¡MIEDO!

—¡Alexander quítate de encima! ¿Por qué habría de tener miedo?

—Temes que rompa tu record del mejor bebedor de este sitio ¿no? —me miró con el entrecejo fruncido

Alexander, memorias de un violinista (#2 Saga Amor entre acordes) EDITANDO Where stories live. Discover now