Capítulo 37

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Realmente no hay una tienda en particular que me interese, pero sí que hay una estilista con manos de oro que hace maravillas en cuanto al maquillaje, cabello y demás. Una chica que se me confesó hace bastante tiempo, pero cometió el error de querer investigar más allá de mi vida... al menos, hoy en día nos llevamos mejor que en aquel entonces. De hecho, es una de mis estilistas personales cuando tengo conciertos.

—Aún si caminas rápido tienes que estar conmigo, aquí nadie habla inglés

—Entonces apresúrate —responde malhumorada—tengo bastantes cosas por hacer y quiero terminar esto rápido

Muerdo el interior de mi cachete, ¿qué es eso de bastantes cosas por hacer? ¿De nuevo con Chris? ¿O con otro chico? Me estremezco, tengo ganas de preguntarle, pero mejor me abstengo... de cualquier modo, dudo que me lo diga.

—Digo lo mismo

Me pongo a su par y entramos. Miro los nombres de las tiendas, si no mal recuerdo aquí hay un famoso local del que todo el mundo habla. Además, tengo entendido que el jefe de dicho local es un antiguo diseñador mío, no hasta hace mucho el antiguo jefe dejó su puesto y quizá ahora dejó al mando a aquel chico. Solo nos vimos un par de veces pero escuchaba que él era realmente bueno en lo que hacía. No lo sé, probablemente lo sea... en especial si hablamos de que el local apareció tres semanas consecutivas en revistas como: la mejor de las mejores con diseños únicos e irrepetibles.

Miro hacia Evangeline para preguntarle si desea ir a un sitio en específico, pero mi sorpresa es que, camina con las mejillas coloradas y abrazándose a sí misma.

—¿Por qué tan incómoda? solo es una tienda

—Vengo en pantuflas, ¿cómo debería sentirme al estar una tienda tan moderna como esta?

—Halagada, quizá

Pone la mirada en blanco y me burlo. Ella mira hacia el frente, los vestidos de cada tienda e incluso la ropa casual. Sigo mirando los nombres, hasta que al fin me detengo en una, ahora lo recuerdo... es Bershka. Mi tía suele venir mucho a esta tienda, la ropa sí es muy buena. Aunque me dijo que el encargado de este sitio es muy carismático y por eso le encanta venir aquí.

—Aquí—me detengo en seco—aquí podemos escoger algo decente para ti...

Mira el letrero y después a mí.

—¿Seguro?

—Sí, apresúrate

Pongo un pie en la entrada. Tremenda sorpresa me llevé al ver únicamente mujeres de un lado a otro acomodando la ropa en los ganchos más altos. Todas ellas tenían complexturas muy distintas, más grande fue mi sorpresa al ver únicamente a un chico parado frente a un vestido. Parecía analizarlo muy, pero muy bien, con el pulgar en sus labios y el resto de dedos bajo su mentón, curioso hasta que se percató de mi presencia. Rápidamente extendió una sonrisa agradable.

—¡Buenos días! —grita en ruso

Vestimenta muy formal, cabello grisáceo y ojos azules. Bastante... ¿cómo decirlo? Elegante. Aunque distinto a la última vez que lo vi... pues su cabello era castaño.

—Buenos días—respondo

Siento unas pequeñas manos tirar de mi suéter, cuando miro hacia ellas los ojos intranquilos de Evangeline me observan.

—¿Qué pasa?

—¿Tú vas a estar conmigo todo el tiempo? Dime que sí, ya sabes que no domino perfectamente el ruso

—No —respondo en ruso con una sonrisa burlona, frunce el ceño y tira de mi suéter

—¿Por qué? —responde igual, me mira enarcando las cejas y haciendo pucheros

Alexander, memorias de un violinista (#2 Saga Amor entre acordes) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora