Seis🍃

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El fin de semana había pasado rápido para la mayoría de personas.

El trío comenzó a preparar la coreografía para la primera etapa de la competencia, sacaron algunos cálculos y decidieron practicar tres coreografías en caso de que llegaran a las tres etapas, utilizando ritmos distintos debido a sus gustos, pero todo terminaba complementándose de una excelente manera y lograron hacer una combinación muy buena.

Por otro lado, tenemos al omega castaño que pasó todo el fin de semana estudiando y casi no salió de su departamento. Se sentía expuesto ante el alfa que sabía su verdadero estatus, y ahora pensaba que todos lo sabían, pero solo era su paranoia. Incluso llegó a estresarse, haciendo que estudiara demasiado, limpiara su departamento de arriba a abajo, ordenara su ropa tres veces. Primero por color, después por forma y por último por estación (que era como se encontraba al principio). La peor parte fue cuando terminó de hacer aquello durante el sábado, y el domingo dónde decidió repasar no solo historia, no podía concentrarse lo suficiente ya que la maldita sonrisa socarrona del alfa llegaba a su mente, desesperándolo y haciéndolo jalar sus cabellos cuando caía en cuenta de que se encontraba nuevamente perdido en la belleza de su risa y hoyuelos.

Ese domingo su padre no había llamado, al igual que el pasado. Sin embargo, había enviado el dinero de la semana que entraba junto con una carta diciéndole que lamentaba no poder llamar ya que se encontraba muy ocupado, que lo quería y siguiera esforzándose. Jin no pudo evitar sonreír cuando la leyó, por lo que decidió dejarla a la vista en un organizador que tenía en su pequeño y humilde escritorio (sólo era una mesa larga ubicada en un rincón de la diminuta sala).

En cuanto al alfa rubio, se sentía un poco aliviado por haber conseguido pagar gran parte de la renta de ese mes. Usó el dinero que el señor Shin muy generosamente le había dado junto con la miseria que le daba su padre sólo para evitar tener problemas con los servicios sociales. Era sabido que no quería saber nada de su despreciable hijo.

El martes tuvo la suerte de poder dormir en casa de Hoseok, al igual que el miércoles (que su amigo había ofrecido). El jueves y el viernes tuvo que dormir en la calle ya que la madre de Hoseok empezaba a sospechar y el estúpido viejo que casi lo tira por la ventana no se encontraba ese día como para poder pagarle y que sus matones lo dejaran entrar a su departamento. Por lo que no fue hasta el sábado a primera hora que pudo volver a ocupar su casa, no claro sin recibir una buena reprimenda de parte del bastardo a cargo diciéndole que la próxima vez que se atrasara, patearía su flacucho trasero fuera de ahí.

Se propuso comenzar a controlarse con los gastos. Parte de su sueldo en el restaurante iba hacia el hospital que era su prioridad, luego el alquiler y por último, los alimentos y estudios. Aunque había veces que se sentía una mierda. Porque eso era. Sólo contaminaba el mundo y no hacía ni un bien a nadie, seguramente cualquier día podía ser encontrado muerto por una sobredosis o por una pelea que se salió de control y su cuerpo sería enterrado en una fosa junto con otros desconocidos. Y a nadie le importaría.

Todas esas veces se refugiaba en drogas, alcohol y sexo. Era ahí donde el dinero del alquiler se iba a la mierda.

Siempre iba a fiestas y se revolcaba con cuanto omega quisiera. Hubo una vez que hizo llorar a un omega por la forma brusca en la que lo trató en la cama. Era el día que había conocido a Kim SeokJin, su sangre hervía de la rabia y no pudo desquitarse por completo con el golpe que le dio, así que pagó a un omega para poder desquitase un poco. De esa forma lograba calmarse. Se sentía respetado, poderoso.

El alcohol era algo en lo que se refugiaba desde los quince años, y nunca le importó estar destruyendo su hígado, así como sus pulmones con el tabaco. Le importaba una mierda. Bebía y hacía lo que quería, al carajo con todo. No hubo bebida que no probó ni fin de semana donde no llegó ebrio a su casa. También solía meterse en problemas, pero eso era cosa aparte.

Good Morning, NamWhere stories live. Discover now