Veintiocho🍃

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Despertarse ese día fue una completa mierda como básicamente empezaban todos sus días.

Apagó la molesta alarma de su celular y la dejó en su mesa de noche para después posar su antebrazo sobre sus ojos tratando de volver a tener todos sus sentidos en orden. Estaba tan cansado, que creía no haber descansado ni siquiera una hora. En verdad, parecía ser un buen día para pasarse las clases por el culo y hacer otras cosas más interesantes. A pesar de ello, las constantes notificaciones de mensajes que recibía, lo obligaron a pararse.

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✉⏰                              📶|96%🔋|08:03
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Más te vale no faltar a
clases hoy, ya sabes lo
que pasará sino
08:03 ✅

Ayer te escapaste de mí,
no vuelvas a hacerlo
08:03 ✅

Hablemos
08:03 ✅

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Dándose una rápida ducha, para después cambiar su ropa, colgó su mochila al hombro y salió dando un último vistazo a su apartamento.

Cómo aún era temprano, no gozó del placer de encontrarse a los drogadictos con los que compartía edificio, ya que seguramente estaría esperando el "regresar a la normalidad" después del escándalo con la policía. El viejo les había dicho que si la policía llegaba a pisar el edificio, todos estarían hasta las pelotas, ya que les haría la vida una miseria.

Terminó de bajar las escaleras, pateando una botella accidentalmente. Al salir, disfrutó de la fresca brisa de mañana y como él ahuyentaba a todos los que inundaban las calles por las noches como si fueran cucarachas.

Sorprendentemente, había llegado temprano a la escuela. Muy poco común, para ser él. Pero si no era su madre quien le pedía que vaya o Lee que lo fastidiaba, ese edificio sería casi desconocido para él. Lo que más odiaba de todo eso, es que sabía lo mierda que era, que terminar ese año sería prácticamente un milagro para su persona; por otro lado, ya no tendría que lidiar con todos los idiotas que lo rodeaban.

Actualmente ni él mismo podía creer que la razón por la que estaba allí, era nada más y nada menos que el falso beta.

Caminó por los pasillos casi vacíos de la escuela, con dirección al casillero del castaño esperando verlo solo unos segundos para empezar esa mañana. Puede que llegaría a decir un "Hola" o "Buenos días Kim" para después pasar de largo y llegar al salón. Parecía esas personas con tan poco amor propio, que con un mísero acto de amabilidad o palabras de cariño, ya se hacían ilusiones con cualquiera.

Se encontraba a nada de llegar, pero se detuvo frente a su objetivo y se maldijo a sí mismo por la estúpida idea que tuvo. ¿En qué mierda estaba pensando?

A pocos metros, miró al omega dejando unos libros y sacando otros. Se dijo que no podía estar dándole tantas vueltas a algo como darle los buenos días a Seokjin. Sería directo como siempre era, sin embargo le era difícil cuando ese desgraciado lo miraba con sus ojos chocolate.

Abrió su boca con la esperanza de hablarle, pero nada salió. En cambio, se vio interrumpido por otros dos chicos que tomaron su lugar, obteniendo un jovial saludo como era natural en él. Irritante.

Decidió que mejor sería dejar sus cosas en el salón de clases y darse una vuelta para despejar su mente.

Todavía recordaba como decidió ir con Song dejándolo a mitad de charla. Como había preferido estar con ese maldito malcriado. Se le hacía difícil pensar que Seok Jin sea otra de las personas que se deje engañar por ese mal nacido. No, se le hacía dificil que Seok Jin sea otra persona que sólo vea la apariencia y la billetera, mandando al carajo toda clase de "chico ideal" que pudiera ser.

Good Morning, NamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora