Veinticuatro🍃

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Ese miércoles sin compromisos, lo aprovechó para hacer una larga y reconfortante visita al hospital. Compró unos lindos claveles rosados y blancos envueltos en papel decorado a lunares, amarrado con una cinta formando así un bonito ramo.
La señora de la tienda de flores lo había recibido con una gratificante sonrisa y apretujó una de sus mejillas para después decirle unas cuantas palabras antes de dejarlo ir.

Al llegar al hospital, se dirigió a la recepcionista topándose con la suerte de haber acertado en el cambio de turno. Puesto que delante de ese monitor, se encontraba nada más y nada menos que Taeyeon. Saludó a la azabache asegurándose de que su visita quede registrada, luego, tomó el ascensor hacia el segundo piso bajo la atenta mirada de un niño de no más de 1 año qué lo miraba sosteniendo la mano de su abuela. Probablemente iban a visitar a su futuro hermanito o algo por el estilo -dato revelado por la sonrisa de la señora mayor quien no paraba de mirar su teléfono, alguna foto quizá-.

El infante lo miraba atentamente con sus grandes ojos y el chupete blanco que le adornaba la cara. El rubio lo observó e hizo una cara rara que le quitó una sonrisa el pequeño. Ese día estaba absolutamente feliz y quería compartirlo.

El "tin" provocado por el ascensor le dio a entender que ya debía bajarse y así lo hizo. En su camino por el pasillo, saludó a varias enfermeras y algunos doctores antes de enfrentarse a la puerta de la habitación que quería visitar.

Sin embargo, se detuvo antes de llegar cuando notó a través del vidrio0 a una enfermera y un doctor realizando un chequeo habitual y a la mujer en la camilla toser un poco cuando estos se retiraron sin percatar la presencia del rubio.

Tragó saliva y trató de disimular su preocupación con una sonrisa.

—Hola mamá—Saludó

—¡Oh, Hola cariño!

—Te traje estas—Sacó las viejas flores del jarrón en la mesa al lado de la camilla y puso las nuevas

—Son hermosas...¡Pero no te hubieras molestado cielo!

—No son nada—Tomó una silla y la acercó para poder sentarse a su lado—Además, es para darte un poco más de color

—Muchísimas gracias Nammie—Sonrió haciendo evidente de quien heredó los hoyuelos

NamJoon le devolvió la sonrisa y miró a la camilla a su lado que estaba vacía. Su madre también se giró a ver y luego le dirigió la palabra.

—¡Ah, la señora Im ya ha sido dada de alta!—Dijo intentado adivinar los pensamientos de su hijo—¿Qué alegría no?

—Sí, lo es...

Pero la verdad era que la señora Im ya había sido la quinta compañera de habitación de su madre en lo que iba del año, y eso sólo lo hacía pensar en todas las compañeras que ha tenido su madre desde que estaba en el hospital. Todas fueron muy amables por suerte, pero era esa amabilidad de compañeras, ya que ninguna ha vuelto a ver a su madre en una visita como amigas. Quizá ya todas las amigas de su madre ni siquiera sabían que seguía viva.

Su madre era una persona maravillosa que se topó con las personas equivocadas, entre ellas, su progenitor. Y es mejor llamarlo así, porque no se merece ni la primera letra para ser llamado "padre". Sólo era un desperdicio de espacio y oxígeno a decir verdad.

—La señora Im me contó acerca de que el omega de su hijo menor ha dado a luz a su cuarto nieto hace unas dos semanas—Dijo su madre interrumpiendo toda esa furia de pensamientos negativos que empezó a devorarlo—También me dijo que su vecino tiene una hija omega de como tu edad ¿Qué te parece si...?

—Mamá, no—La detuvo con una mirada que demostraba un pesado deleite antes de que dijera lo que sabía que diría.

—¡Ni siquiera sabes lo que voy a decir!

Good Morning, NamWhere stories live. Discover now