Veinticinco🍃

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La puerta se abrió llamando la atención de todos los presentes -que eran absolutamente todos los alumnos-. Miraron al alfa sorprendidos y otros con miedo.

—¡Me debes ese refresco!—Gritó Junghyung hacia Changkyun quien rodó los ojos.

Se quedaron en absoluto silencio en lo que NamJoon los escaneaba con la mirada de confusión. Poco después entró Seok Jin y sus corazones volvieron a latir.

—¿Pediste permiso para esto?—Murmuró hacia el omega.

—¡Claro! Es todo legal—Bromeó para aligerar el ambiente—¡Comencemos!—Anunció emocionado yendo a su lugar habitual para sentarse.

Sus compañeros lo imitaron y fijaron su vista en frente pero evitando rotundamente la mirada del rubio. Éste, por saber muy bien cómo empezar, dejó su mochila sobre el escritorio en el centro del aula y tomó un trozo de tiza para después escribir un ejercicio en el pizarrón bajo la atenta mirada de los demás. El silencio era tanto, que solo el ruido de la tiza al chocar podía oírse claramente.

Al terminar, se volteó y se apoyó sobre la pizarra.

—Bien, ¿Alguien sabe cómo empezar a resolver esto?

Absolutamente nadie contestó, y no sabía si era porque le tenían miedo o eran unos verdaderos tarados; pero si había que dar una única razón de porqué estaba controlando tan bien su poca paciencia, esa, era el castaño.

Jin automáticamente levantó la mano. A lo que el alfa sonrió divertido dejando salir un bufido -puesto que sabía que el castaño haría eso-, sorprendiendo a todos por nunca haber visto esa expresión en su rostro. Chanyeol incluso pidió un deseo.

—¿Alguien más que no sea Seokjin?

Nadie respondió, nuevamente. A pesar de ello, el ambiente parecía haberse aligerado un poco.

—Bien...Entonces supongo que tendremos que empezar de cero.

NamJoon procedió a explicar el ejercicio completo mientras lo iba realizando. Luego, parte por parte volvió a explicar cómo realizar cada procedimiento para hacer una ecuación, los errores más comunes, cosas a tener en cuenta e incluso temas de años anteriores.

Por primera vez en mucho tiempo, sus compañeros lo vieron bajo una luz diferente. NamJoon parecía ser el tipo de persona que estaría rodeado de amigos y con un futuro prometedor, en lugar de alguien que te golpearía por preguntar la hora.

Mientras tanto, el castaño no podía dejar de sonreír como un bobo prestando atención al rubio. Parecía brillar y cada palabra salida de sus labios era como poesía. Era tan agradable y tan complaciente que por un momento se sintió flotar y lo podría escuchar hablar horas y horas.

Llegado el final de su breve pero eficaz explicación, NamJoon miró como había llenado absolutamente toda la pizarra -que abarcaba un trozo horizontal en toda la pared- con números y símbolos. Luego miró de reojo a los demás que estaban tomando furiosamente nota de su explicación, y no pudo evitar mirar al castaño quien también lo miraba con una enorme sonrisa.

Sintió un raro cosquilleo en su estómago y pecho, luego se giró para evitar mostrar la gran sonrisa que se le había escapado.

—Ahora...—Continuó con su actitud firme pero relajada. Como la de esos profesores con los que si tienes ganas de aprender—Una vez terminen de escribir, les daré unos ejercicios para que los resuelvan y veamos el procedimiento todos juntos.

Dicho y hecho, borró la pizarra y escribió los ejercicios luego de unos minutos. Una pequeña nube de susurros se alzó en lo que cada quien resolvía lo pedido.

Good Morning, NamWhere stories live. Discover now