Cuarenta y cuatro🍃

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Al terminar NamJoon de darse una reconfortante ducha cálida para recuperar el calor que la lluvia le hizo perder, entró a la habitación de SeokJin con la toalla en su cabello secandalo.

El omega se encontraba con una nueva muda de ropa y secando su cabello. Se percató de que el alfa había llegado ante él y lo vió un poco cohibido para después bajar aún más la cabeza y seguir secándose aunque sus movimientos fueron decayendo cuando el rubio se sentó a su lado con la toalla colgando de su cuello.

Nunca antes había sentido tan intensamente la mirada del alfa sobre él. Quizá era porque con ese beso derribó todas las barreras que quedaban y estaba completamente indefenso ante él.

Se sentía inhibido por no saber como reaccionar después de lo que pasó. Le había pedido una cita la cual rechazó porque se sentía dolido por su cruel carácter, había dejado a KyungIl a mitad de su cita, cruzó la ciudad en mitad de la lluvia porque no podía dejar de pensar en él y como lo dejó plantado esperándolo.

Todo era muy confuso en su cabeza, nunca pensó que tenía sentimientos hacia NamJoon. Es decir, tal y como lo había pedido, nunca hizo nada por pena. Todos los pequeños detalles los hizo porque quería hacerlos, sin embargo jamás pensó que poco a poco lo hacía por él mismo y no por la promesa de su madre.

Su mirada se quedó en el suelo y tenía miedo de levantarla. Pensaba que era un tonto por dar tantas vueltas a ese beso que seguro únicamente fue por el momento y no porque el rubio sólo quería besarle.

Es decir, a pesar de todas las demostraciones de tener una pequeña luz en lo que era su corazón, NamJoon era NamJoon. No sabía si lo conocía completamente.

Pondría las manos en el fuego por él, pero ese minúsculo sentimiento de que quizá todo sea un engaño seguía dentro de él.

Quizá, y sólo quizá, todo lo que le dijo era mentira para conseguir algo de él. Todos siempre le habían dicho la verdad y él se negó a creerles.

¿Y si en verdad había robado el dinero?

¿Y si sólo jugaba con él?

¿Y si todas las cosas que le dijo fueron nada más una función mostrando sus distintas máscaras?

Un pequeño dolor empezó a crecer en su pecho y sus puños se cerraron.

No quería pensar así, no quería creer todo aquello, prefiera pensar en el NamJoon que el creía conocer y no al que las voces describen.

Sin darse cuenta, comenzó a temblar y sus ojos empezaron a enrojeserse por las lágrimas que amenazaron con salir.

-Tienes que secarte bien el cabello o te enfermaras-Lo escuchó decir.

Su pecho dolió más.

-¿Eh? Si...

Respondió sólo para no dejarlo sin respuesta y no porque en verdad lo pensara.

-Estás temblando...déjame ayudarte. Mirame.

Jin se encogió un poco más en su lugar.

-Vamos, puedes enfermarte y no quiero eso.

Poco a poco giró hacia su derecha con su mirada gacha.

Sintió las fuertes manos de NamJoon pasar hacia atrás de su cabeza y tomar la toalla para empezar a secarle el cabello con suaves movimientos parecidos a los suyos de la otra vez.

Por un momento se sintió feliz y en paz. Por lo que levantó un poco su vista encontradose con el bonito rostro del mayor que había recuperado aún más su color acanelado desde que empezó a ocuparse de hacerle comida.

Good Morning, NamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora