Capítulo 14

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Hoy me he despertado antes que Becca.

Por un momento, pienso que estoy en Osadía otra vez. Lo ordenado que está el cuarto y la falta de ese letrero —de ese estúpido letrero— me hace recordar en dónde estoy.

En una facción ajena.

Mi momento de tranquilidad se esfuma y da paso al golpe de realidad.

Me incorporo con lentitud. Con los pies descalzos, salgo de la habitación y atravieso el pasillo, con dirección a la sala. No sé qué hora es, pero puedo ver la clara luz de la mañana abriéndose paso por el vidrio de la gran ventana.

En el sofá que se encuentra a mi derecha, está Blas. Echado no es la palabra que elegiría para describir la posición en la que se encuentra: su cabeza está apoyada en la alfombra, fuera del sofá, al igual que su brazo izquierdo. La parte de su cuerpo que está en el mueble está posicionado de forma diagonal.

Intento contener la risa. No puedo entender cómo alguien puede dormir en esa posición, como también soy incapaz de imaginarme cómo hace cuando él y Becca duerme juntos.

Me acerco al otro sofá.

Luhan es la contraparte de Blas, al menos, en la forma de dormir. Sus manos están unidas, de modo que le sirven de almohada. Su cuerpo está en todo el sofá y sus suspiros al dormir son más silenciosos que los de mi amigo.

Se ve tranquilo cuando duerme.

Como si sus sueños fueran felices.

Me quedo mirándolo. Él continúa durmiendo, sin ningún cambio perceptible en sus gestos, pero no me aburre en absoluto. El tiempo pasa, pero no presto atención qué tanto ha avanzado ya.

Solo por un momento, miro a un espacio vacío en la pared y me pongo a pensar por qué hago esto. Por qué siento una especie de deleite en tiempos tan sombríos.

Estoy demasiado concentrada pensándolo.

Demasiado.

Cuando regreso mi vista hacia él, sé que ha habido un cambio.

Sus ojos están abiertos.

—¡Oh! —Doy un respingo.

¿Por qué, aún con el pasar de los años, este chico sigue causándome sorpresas?

—Hola. —Sonríe.

¿Desde hace cuánto que estás despierto? —pregunto, alarmada.

—Hace un minuto —.Se soba los ojos, mientras se sienta en el respaldo del sofá.

—No me había dado cuenta —intento mantenerme relajada, sin éxito.

Otra vez, me he quedado sin más que decir. Lo único que soy capaz de hacer es sentarme en la parte del sofá que él ha dejado libre.

Luhan continúa desperezándose, hasta que me vuelve a mirar.

—Acabo de recordar algo. —Roza su labio inferior con uno de sus dedos— ¿Te acuerdas cuando te quedaste dormida en la biblioteca?

—¿La biblioteca?

—En Erudición. Teníamos quince años, ¿lo recuerdas? Te gustaba pasar largas horas ahí, porque no querías leer en casa, con Ella siguiendo tus pasos —lanza una minúscula carcajada—. Un día, muy tarde en la noche, yo iba en busca de un libro cuando te encontré...durmiendo.

—¡Lo recuerdo! Cuando abrí los ojos, me dijiste algo así como.... "¿cómo haces para leer dormida?"

Nos reímos.

La VengadoraOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz