Capítulo 16

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Sin darnos cuenta, ya ha pasado nuestra primera semana como refugiados en Verdad.

De alguna forma u otra, los osados hemos intentado acostumbrarnos al estilo de vida del lugar y me parece que lo estamos haciendo bien.

Mi vigilancia diaria no ha traído novedades. He estado intentando crear un navegador fantasma para lograr acceder a los sistemas de Erudición, pero sin éxito por el momento.

Tengo algunos huecos muertos durante el día y me dedico a llenarlos pasando tiempo con mis amigos, pero también con Luhan y su otro amigo de años, Jacob, quien no parece reacio a llevarse bien con los osados. Intento estar con alguien más que Luhan, porque cada vez que hemos salido de la pieza juntos para luego encontrarnos con los demás, los veraces que están por los alrededores nos dedican miradas perplejas o divertidas.

Podría jurar que charlan a nuestras espaldas. Luhan no parece preocupado por eso, aunque yo sí me cuestiono los motivos. Me pregunto si los veraces miran así al resto de los osados.

Como si esperaran que algo interesante pasara.

En su pieza es diferente. Luhan y yo volvemos a compartir nuestras experiencias en nuestras respectivas facciones, por lo que nuestras conversaciones no suelen ser cortas. Le cuento sobre la vida en Osadía, las borracheras, los suicidios y, por supuesto, la vida loca enfocada en el presente. Él me cuenta sobre la vida en Verdad, las fumaderas, los amplios debates y del helado. El helado es una de las cosas más agradables de mi estadía en Verdad.

De acuerdo. No estoy siendo totalmente honesta.

A veces, me sorprendo a mí misma encontrándome en un estado de fascinación cada vez que Luhan habla sobre sí mismo y sobre lo que le gusta con tanta pasión que solo deseo seguir escuchándolo, sin importar cuántas horas han transcurrido ya. A veces, me encuentro añorando el pasado, recordando buenos momentos y deseando traerlos de vuelta. Otras veces, me descubro mirándolo de reojo cuando creo que no se da cuenta y me imagino cosas que me gustarían que sucedieran...

Tú no puedes quedarte quieta ni por un segundo, ¿verdad?

Lo sé. Estos sentimientos irracionales son demasiado peligrosos. No sé a dónde me llevarán y no quiero saberlo ahora. Por el momento, me sincero a mí misma y admito que me gusta mi estadía en Verdad más de lo que debería.

Y no es por el helado.

*****

Al día siguiente de que se cumpliera nuestra primera semana en la facción, no tengo previsto ninguna labor después de la hora del almuerzo.

-¿Qué te parece si regresamos a mi piso? -dice Luhan.

Andar con Luhan por los pasadizos puede ser tedioso, considerando los cientos de ojos veraces que siguen expectantes de los osados como el primer día.

Pero, ¿qué es la vida para una osada sin un poco de peligro?

-Vamos -digo.

En efecto, cuando nos levantamos de nuestra mesa, descubro unos cuantos pares de ojos mirando hacia mi dirección. Algunos, apartan la mirada; otros, continúan haciéndolo.

Sigo a Luhan. Voy a su lado mientras caminamos por el pasillo, lleno de veraces y osados que conversan en todo el camino. Todos parecen ensimismados en sus conversaciones y eso me alivia.

A menos que estén mirándome las espaldas cuando yo ya no pueda verlos.

Llegamos al ascensor y entramos. Rompo el silencio apenas se cierra la puerta.

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