Capítulo 20

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Después de regresar a la Sede de Verdad, devolver el arma al depósito, poner en rotación las cámaras e inyectarme una de las agujas, voy de regreso a la pieza.

Cuando entro, cierro la puerta con lentitud para no hacer ruido y camino en silencio. El reloj en una de las repisas de esquinas marca las tres y media de la madrugada. No prendo las luces.

Luhan se encuentra dormido en el sofá, con la ropa aún puesta. A pesar de la oscuridad, me detengo y me doy un tiempo para examinarlo: su mano izquierda, suspendida en el aire y la mitad de su rostro, escondido tras una de las almohadas.

Ha estado esperándome por mucho tiempo, hasta que el sueño lo venció.

Pienso en mis amigos. Los cuatro tuvimos que lidiar un duelo y la división de nuestra facción en poco más de un mes, juntos. Teníamos suficientes excusas para rendirnos pero no nos detuvimos; estábamos rotos por dentro, pero sobrevivimos. En este punto, no me arrepiento de mi decisión de no abandonarlos.

Ahora, es mi deber de protegerlos de un ataque que no sé cuándo llegará.

Cojo una sábana que está en uno de los brazos del sofá y cubro a Luhan con ella. Veo su rostro por última vez esta madrugada y me pongo a pensar en cómo he decidido con tanta facilidad en no decirle la verdad, asumiendo que el líquido que Ella me dio funcione.

Decido que mañana dejaré que las cosas se den como tenga que darse.

No me molesto en cambiarme de ropa. Estoy tan cansada que me tumbo en el sofá de al frente con la sábana y me entrego al sueño.

*****

Me despierto cerca de las once y media de la mañana.

Encuentro dos sándwiches y una taza de café en la mesa de centro. Me siento de inmediato y lo devoro todo en menos de diez minutos.

Luego, escucho pasos provenientes del pasillo. Un minuto después, él está entrando a la sala.

—Despertaste —dice, sonriendo.

—Finalmente —digo, mientras tomo mi último sorbo de café.

—Tus amigos salieron temprano. Becca trajo los sándwiches para ti.

Asiento.

—Lavaré esto. —Me incorporo del sofá.

Le doy un pequeño beso y me dirijo a la cocina. Él se sienta en el sofá, mientras yo estoy abriendo el grifo y comienzo a lavar mis trastes.

—¿Qué tal todo ayer? —pregunta Luhan desde su lugar.

Las agujas.

Dejo el agua correr. Mientras me inyecto una con rapidez, contesto.

—Fue muy extenuante. —Eso es verdad. Tal vez no tenga que mentir si solo hablo de los detalles verdaderos—. Estuve gran parte de la noche intentando romper el bloqueo de Erudición. Por supuesto, estaba reforzado y no logré ingresar al principio.

La aguja comienza a hacer efecto. Pongo el desecho dentro de mi bolsillo con delicadeza. Termino con la secada y camino hacia el sofá.

Realmente no quiero mentirle, pero no deseo entrar en detalles sobre mi encuentro con Ella. No podría admitir que tuve un arranque de cólera, ni tampoco quiero contar acerca de las teorías de mi hermana con respecto a mis elecciones. Mi incendio y ahogo interior, los cuales siempre están presentes, podrían hacerme colapsar en cualquier momento.

La VengadoraWhere stories live. Discover now